Kamala ganó contundentemente el debate presidencial celebrado esta semana en Filadelfia. Las encuestas de salida lo dicen con claridad: el 63% de los votos dan como ganadora a la californiana y el 37% a Donald Trump. Harris, una mujer preparada y formada en los tribunales supo arrinconar al republicano y no le permitió ninguna concesión mostrando que está lista para suceder a Joe Biden en el salón oval y para soportar el embate de las campaña Trumpista.
El análisis no está basado en las fobias y filias hacia uno u otro, se basa en los hechos, argumentos y visiones que cada candidato presentó en las casi dos horas del debate en donde cada quien pudo socializar su Unique Selling Proposition ( Su propuesta de venta), ante un electorado americano expectante que no solo quiere que le resuelvan sus necesidades económicas, de salud o el tema migratorio, sino que los lideren con eficacia y fuerza ante el mundo.
Fue este, sin duda, un debate encendido, emocionante en algunos puntos y tenso en otros, en donde Kamala, adoptando su antiguo rol de fiscal, no dio tregua al republicano atacando su gestión, su forma de ser y sobre todo, los casos judiciales en los que Donald está envuelto.
La ecuación del debate se desarrolló entre – La Kamala ex fiscal y el Trump condenado por la justicia, – provocando que éste hiciera uso de su discurso más circular en donde la tachó de marxista y causante por sus políticas públicas, de la migración que ingresa por la frontera sur, frases que no impactaron en el ánimo de la actual vicepresidenta.
La estrategia de Harris tuvo mejor diseño y le proporcionó puntos positivos, pues logró descolocar a Trump que no esperaba ese alud de argumentos expresados con tanta seguridad y fluidez. Lo que tampoco esperaba Trump es el apoyo público de Taylor Swift a Harris que significa varios millones de votos.
En cuanto a las intenciones del expresidente para minimizar a Kamala y abordando aspectos de la comunicación verbal, cabe hacer mención que Trump nunca giró su cabeza para verla durante casi todo el encuentro, ni la llamó por su nombre comportándose descortés; si algo no tiene el candidato para un buen manejo dentro de la esfera pública, es el uso del oficio político y esto le trajo en su presidencia muchos sinsabores a nivel internacional
Uno de los momentos más esperados era saber si Harris sería capaz de separar su imagen de la de su todavía jefe Joe Biden, que representaba un flanco más fácil para Donald, pues sumando su impopularidad y su avanzada edad, no tenía el empuje que ahora una avispada Harris presentó; ante la pregunta directa dijo. ¨No soy Joe, y desde luego no soy Donald Trump, represento una nueva generación, otra forma de hacer política¨.
Mención aparte se llevan los dos moderadores, David Muir y Linsey Davis ambos periodistas de la cadena ABC, dejaron como los buenos árbitros de fútbol, fluir la conversación, nunca la entrecortaron interviniendo solo cuando Trump expresó medias verdades o inexactitudes.
En un debate la única invitada que NO puede faltar, es la VERDAD y si un candidato atenta contra la misma, existen ya los verificadores de datos que están a la caza de las mentiras y están siempre dispuestos a revelar en las redes sociales que candidato faltó a la ética.
¡Hola, soy Kamala Harris! empezó su intervención la demócrata saludando de mano a un sorprendido Donald Trump que desde ahí empezó a perder el debate.
Nos encontraremos más adelante.
FEDERICO TORRES LÓPEZ.