Hace unos días colapsó prácticamente toda la red de Windows a nivel mundial gracias a un fallo en la empresa Crowdstrike, quien es la responsable de los sistemas de ciberseguridad para grandes corporativos de bancos y aeropuertos.
Este error fue tendencia durante el viernes 19 de julio, ya que fue noticia que usuarios de todo el mundo aparecieron con un mensaje de error en sus PC’s, sin que estas pudieran ser restablecidas. Quizás el mayor impacto se sintió en los aeropuertos de Estados Unidos donde sufrieron muchos retrasos.
Este evento me hizo pensar en dos cosas: la primera de ellas, me hizo recordar el Y2K: ese apocalipsis informático que iba a suceder durante la llegada del año 2000, apenas hace 24 años, y creo que, desde esa fecha, no se apreciaba alguna caída tan grande en conjunto en sistemas computacionales. Quizás esto es lo que hubiera sucedido entonces.
Y quizás ahora mismo tendríamos que usar todos los inventos análogos, como las máquinas de escribir o las películas VHS, como en ese tiempo.
En cualquier caso utópico, la caída masiva de los sistemas me hizo recordar cómo hubieran sucedido los eventos ese 1 de enero del año 2000. En ese cambio de milenio. Pero creo que un mundo ha cambiado de ese tiempo al 2024.
En segundo lugar: pienso en la ciberseguridad y como ha sido uno de los temas más relegados por las empresas.
Al menos dentro de la estadística, aproximadamente 83% de las pymes y medianas empresas no están preparadas para un ciberataque, según el portal NinjaOne.
Otro dato importante, cerca del 91% de las pequeñas empresas no podría reponerse de los daños financieros que representan un ciberataque. En ese sentido es donde afirmo que la ciberseguridad es un tema que muchas de las empresas, de todos tamaños, hemos dejado pasar.
Si bien, el “apagón informático” no tiene que ver con un ataque, sí me hace pensar en como las empresas están expuestas, pero sobre todo, cómo es que los canales, sistemas operativos, información y muchos assets están interconectados a escala global.
En otras palabras: estamos a un botón de “start”, “stop” , por ponerlo de forma metafórica, de regresar a la vida análoga.
Dentro de toda la tendencia que se creó el viernes anterior, me tocó ver una fotografía en redes, de una persona que estaba emocionada por tener su primer pase de abordar escrito a mano. Y claro, quizás para algunos les tocó un pase como eso, para otros, quienes son nativos digitales, resulte lo más extraño.
También me pongo a pensar en todas las películas de ficción que se han escrito en torno a la hiperconectividad que tenemos los seres humanos, así como la dependencia a los servidores, las computadoras, las redes sociales y todo lo demás.
Para esto, recuerdo siempre Terminator y el concepto de la red Skynet, de como los robots pueden tener esta capacidad de decisión.
Al menos Skynet, representada ahora por la Internet, no suena para nada descabellado pensar en que algo como eso pudiera ocurrir, en una lejana fantasía al menos.
También esta, el planteamiento de la película Matrix, donde las máquinas toman consciencia y desatan una guerra contra la humanidad. Lo curioso en este punto es precisamente cómo todo lo que ha creado la raza humana, esa tecnología y esa hiperconectividad son quienes ayudan al exterminio.
Lo que trato de decir es sencillo: la forma en que toda la nube, las máquinas, la internet y ahora la misma Inteligencia Artificial está conectada y si algo falla, sucede lo mismo que pasó el viernes con el “apagón informático” cuya causa fue un error en la actualización gracias a la empresa de ciberseguridad Crowdstrike.
Muy lejano todavía de la utopía de Skynet o The Matrix, al menos por ahora.
Quizás la exposición tan mediática que ha tenido este error a una escala mundial haga tomar mayor consciencia a los usuarios y empresas sobre temas como ciberseguridad y lo rápido que pudiéramos regresar a la época análoga, al menos en la utopía sería muy divertido ver como las nuevas generaciones tendrían que aprender a hacer todo de forma manual, sin computadoras, en caso de otro apagón informático.
Pero al menos estamos a salvo, en el mundo real, y estamos seguros que no llegará Terminator ni las máquinas a destruir nuestro planeta.