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La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, responsable del 8% al 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
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Se producen hasta 100 mil millones de toneladas de textiles al año, y de ellos, se estima que entre el 85% y el 90% termina en vertederos o incinerado.
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La industria de la moda ha sido criticada por las condiciones laborales precarias y los bajos salarios en algunos países.
La moda circular tiene un impacto ambiental significativo y positivo. Al extender la vida útil de las prendas a través de prácticas como la reutilización, reparación y reciclaje, se reduce la cantidad de residuos textiles que terminan en vertederos. Esto a su vez disminuye la necesidad de producir nuevas prendas, lo que conserva recursos naturales y reduce la huella hídrica y química asociada con la fabricación de textiles. Además, al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover un modelo económico más sostenible, la moda circular contribuye significativamente a mitigar el impacto climático y fomentar una cultura de consumo más consciente y responsable.
En los últimos años se ha visto que la producción textil ha experimentado un crecimiento exponencial debido a la alta demanda constante de ropa en todo el mundo. Sin embargo, detrás de la moda y las tendencias fashionistas hay un problema ambiental significativo que merece nuestra atención.
Esta industria requiere enormes cantidades tanto de agua como de energía, que incluye el cultivo de algodón, el teñido y el acabado de telas, cada etapa consume recursos valiosos, lo cual puede llevar a la escasez de agua en regiones ya vulnerables. De igual manera, los productos químicos utilizados en el procesamiento textil a menudo terminan contaminando ríos y suelos cercanos. Los tintes y productos químicos pueden alterar los ecosistemas acuáticos y dañar la vida marina, afectando negativamente a las comunidades locales y la biodiversidad.
El daño que se causa en el medio ambiente depende en gran medida del tipo de fibra que se divide en las naturales (algodón, lana, etc.) que requieren menos energía pero utilizan más agua durante la producción que las sintéticas (poliéster y poliamida).
De acuerdo con un estudio de la revista Nature, se analizaron diferentes fibras textiles para determinar su relación con el impacto en el medioambiente, y según sus informes, “la industria de la moda se enfrenta a una creciente problemática a nivel mundial por sus operaciones, ya que contaminan en gran medida, y es que la moda rápida tiene a este sector trabajando a mil por hora. El auge de la moda rápida, se basa en la fabricación barata, el consumo frecuente y el uso de prendas de corta duración.
El impacto ambiental de la moda circular
Durante años, la compra y venta de prendas de segunda mano ha cobrado una importancia vital, atrayendo a personas de todas las edades y ámbitos para participar en esta tendencia. Este movimiento ha evitado que las prendas nuevas contribuyan a la contaminación en múltiples etapas de su ciclo de vida, desde su fabricación hasta su eventual desecho.
Imagina qué ocurriría si este mercado desapareciera de la noche a la mañana. En primer lugar, el consumo de agua se dispararía. Solo en 2022, se habrían utilizado 79.5 millones de litros cúbicos de agua en la producción de prendas nuevas, una cantidad equivalente a lo comprado en el mismo año a través del mercado de segunda mano. Además, cada 1000 prendas no reutilizadas representarían un desperdicio de más de 17 millones de litros de agua, el total de ahorro generado al darle una segunda oportunidad a esa misma cantidad de prendas.
En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta un 80% de estas se evitan al comprar ropa usada. En términos concretos, la no reutilización de prendas resultaría en la emisión de unas 284 toneladas de dióxido de carbono, equivalente a aproximadamente 221,875 vuelos desde la Ciudad de México a Madrid.
Sumado a esto, la desaparición del mercado de segunda mano aumentaría la tala de árboles utilizados para fabricar fibra semi-sintética, así como el consumo excesivo de energía eléctrica en la iluminación de escaparates de moda nueva y en el proceso de desecho de estas prendas, que generan 1.36 kilogramos de dióxido de carbono al ser quemadas.
Al reutilizar y reciclar prendas, reducimos nuestro impacto ambiental y contribuimos a un mundo más sostenible. Únete a esta tendencia y sé parte del cambio positivo. La moda responsable comienza por elegir lo que ya existe.
En ese sentido, Cecilia Ollero, Country Manager en México para GoTrendier, una aplicación de moda sostenible, señala: “No hay nada más sostenible que lo que ya existe. Aún no es tarde para aportar nuestro granito de arena para cuidar el planeta”.
En este Día de la Tierra, la moda de segunda mano no solo es una opción estilosa y accesible, sino también una poderosa herramienta para la preservación de nuestro medio ambiente. Es momento de cambiar nuestros hábitos de consumo, superar prejuicios y sumarnos a la moda circular. Decisiones sostenibles y pensadas en beneficio del ambiente generan un impacto positivo en el mundo.
