Este sector, que mueve millones de dólares anualmente, enfrenta el desafío de mantener sus productos libres de riesgos que puedan comprometer la salud y seguridad de los niños. La retirada de juguetes del mercado debido a defectos que pueden causar asfixia, intoxicaciones o lesiones es un problema recurrente a nivel global. Además, la existencia de un vasto mercado informal agrava estas preocupaciones, al ofrecer productos que a menudo no cumplen con las normativas de seguridad vigentes.
En México, las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) juegan un papel crucial en la regulación de este sector. Estas normas están diseñadas para asegurar que todos los juguetes y productos infantiles vendidos en el país cumplan con estrictos estándares de seguridad. Los requisitos van desde la resistencia a sobrecalentamientos y la prevención de riesgos mecánicos hasta la inclusión de advertencias sobre el uso adecuado del juguete según la edad del niño.
Carlos Pérez, Director general de NYCE, enfatiza la importancia de estas normas para la protección de los consumidores más jóvenes. NYCE, que ha estado acreditado desde 1994 para realizar certificaciones de seguridad bajo las NOM, insiste en la necesidad de evitar la compra de juguetes en mercados informales, donde no hay garantías de cumplimiento de las normas de calidad. Este consejo es parte de una serie de recomendaciones que NYCE proporciona para minimizar los riesgos asociados con juguetes defectuosos o inadecuados.
La organización también subraya la importancia de comprar juguetes en comercios establecidos y de verificar que la información en los empaques esté en español y sea clara, especialmente en lo que respecta a la edad recomendada y las instrucciones de uso. Esto asegura no solo el cumplimiento con las normativas locales, sino también que los padres estén bien informados sobre el uso seguro de los productos que adquieren para sus hijos.
Mientras que la industria de juguetes ofrece un vasto universo de entretenimiento y aprendizaje para los niños, también implica responsabilidades serias para los fabricantes y padres. Las regulaciones como las NOM son fundamentales para asegurar que la diversión infantil no se convierta en una fuente de tragedia.