Hace unos días se celebró la 96.ª edición de los Premios Óscar y me parece interesantísimo comentar el marketing detrás de sus transmisiones, como forma, para intentar rescatar el rating en los últimos años.
Y es precisamente durante el 2024, se alcanzó la cifra de 21 millones de espectadores (incluyendo plataformas digitales), muy lejos de apenas los 40 millones que vieron la ceremonia durante el 2014, 10 años antes.
La ceremonia de premiación lleva, de hecho, 3 años consecutivos llegando al menos a 19 millones de personas, después de caer a un bache pronunciado, parece que han encontrado el camino a seguir desde el punto de vista del marketing y la comunicación: crear conversación en redes sociales mediante actos inesperados que puedan suceder en las transmisiones.
El caso de la ceremonia de los Oscars es diferente a otros eventos, principalmente los de carácter deportivo, quienes lideran el rating televisivo, empezando por el Super Bowl, por ejemplo y es que no existe propiamente este marketing de “juntémonos a ver la ceremonia” como sí sucede con el SB.
En realidad, la conversación, en ese sentido, es mucho más solitaria. Sin embargo, la conversación existe y, de hecho, creo que se generan más memes y mucho más de lo que sucede en tiempo real que en otros eventos, incluidos los deportivos (excepto en el medio tiempo del Súper Tazón).
Esto explica una de las máximas de los últimos años para The Oscars: crear momentos relevantes/originales que se puedan viralizar fácilmente.
Precisamente en este punto, es necesario recordar uno de los mejores momentos de las redes sociales y The Oscars, que se dio hace 10 años exactamente: la mítica foto con el Samsung que se convirtió en el tweet más retuiteado de la historia. Inclusive durante el 2024, seguía con esa marca imbatible, de más de 3.3 millones de RT’s.
Esta acción es una de las más recordadas en la historia de las transmisiones, al menos de los últimos años, por supuesto. De hecho, la audiencia ese año tuvo más de 40 millones de espectadores. Precisamente creo que tuvo muchísimo impacto viral esa fotografía y también ayudó al rating. Prueba fehaciente es que nadie recuerda otra cosa de aquella premiación, salvo la foto.
Es interesante medir las cifras y ver cómo se mueven en este periodo. Para darnos una idea, durante el 2014, la premiación tuvo más de 40 millones de espectadores, en contraste con los 21 que acumularon durante 2024. Sin embargo, no supera a la de 1997, cuando el protagónico fue Titanic, y donde hubo más de 50 millones de espectadores.
Justamente si analizamos estas cifras, vemos el notable descenso que ha tenido. Sin embargo, creo que el hecho de mantener números positivos en los últimos años, significa que ya existe “un norte” para el equipo de marketing-creativo para los siguientes años y, como lo dije al inicio, es crear momentos virales para que sean replicados en redes con el fin de atraer las miradas hacia la ceremonia.
Este año, particularmente, se tuvieron estos momentos gracias a la consigna de John Cena que aparentemente, subió totalmente desnudo a entregar un premio. O la canción misma de Barbie, cantada por el mismísimo Ken.
Los guionistas jugaron muy bien de forma satírica con que la película no estuvo nominada en las principales categorías. Y claro que eso ayuda precisamente a viralizar esos momentos.
Esto es un poco como años anteriores, cuando Will Smith protagonizó la cachetada a Chris Rock y todo el mundo habló de eso. Se volvió viral. Precisamente este táctico sobre lo que “podemos esperar” como audiencia, esta expectativa, es la que ha ayudado a incrementar poco a poco el fenómeno del rating.
Y es que en realidad es difícil mantener la atención de un público a una ceremonia por más de 4 horas. De hecho, en los últimos años también recortaron el tiempo de premiación para lograr captar más atención pero, sobre todo, tratar de generar actos/bombas virales para que todas las personas hagan una burbuja de conversación en las redes sociales y aumente el rating.
Esto mismo es lo que ha ocurrido en los últimos años, donde el impulso más fuerte de un programa televisivo/espectáculos ha venido gracias al marketing en redes sociales.
¿Hasta cuándo nos durará esa fórmula? Es difícil de pronosticar, pero no veo que haya alguna otra, al menos en años venideros.
Ya me tocará escribir sobre aquello, cuando eso pase.