Toda estrategia de comunicación política tiene positivos y negativos.
Muchos de los consultores políticos hablan con bluf como antes los doctores del siglo 20 lo hacían, en un lenguaje muy técnico para alejar del conocimiento a sus pacientes.
Lo hacían para demostrar sus conocimientos, por lo que alejaban a los enfermos y sus familiares y ellos se ponían en un pedestal.
Desconfías de los médicos que te hablen en un lenguaje ajeno, que te aleja de entender lo que te pasa.
Los doctores empáticos que te explican lo que te pasa, cómo te pasa y por qué te pasa son los que te quieren y te van a curar en serio. Esos doctores que te pueden responder que no saben y que lo van a investigar.
Lo mismo pasa con los consultores políticos, los que no trabajan en realidad, se la pasan hablando en lenguajes raros y retóricos indescriptibles y que no se entienden.
os que en verdad hacemos comunicación política, somos más llanos, más pueblo, más calle. Hablamos directo y eso es justo lo que hacemos para los políticos, conectarlos con sus audiencias que los vota, de forma directa, para que les hablen claro.
Sin ilusiones, este año, yo me concentraré en los votantes que nacieron a partir de 2002 y que este año votarán, a esos nadie los voltea a ver, son terreno virgen y es una masa de votos millonaria. Hoy tienen más de 21 años y ya trabajan y estudian. Son oro molido. Los centennials votantes, pero ese será contenido para otra columna.
Ojo, a los 20 años se acaba de madurar el cerebro humano, según estudios recientes.
Regresando a mi tema de esta columna, sí existen en verdad los negativos y positivos de los productos políticos y candidatos.
Los positivos son los rasgos naturales que tiene un candidato o partido que sobresalen de forma auténtica, que son parte de su ADN natural, su novela de vida, de su naturalidad casual y que tomas para usar como vehículo para encaminar tus mensajes para convencer a los votantes.
Los negativos son por qué te cae gordo o mal un candidato o partido. Desde sus rasgos físicos, su olor, su forma de hablar, su carácter o su historia vital.
El trabajo de los consultores políticos es destacar los positivos ante los negativos. Este año, será una elección de negativos.
A lo que me refiero es que ambas candidatas tienen bastantes negativos, pero los negativos de Xóchitl pesan mucho más que los de Claudia y esto generará mucho más peso de lastre para la victoria de Claudia.
Digamos que ganará la menos negativa para los votantes. No necesariamente la que destaque más por sus positivos o los beneficios para los votantes.
Xóchitl no entra en cuenta que contiene muchos negativos. Tiene un gran positivo, le gusta ser auténtica, pero este positivo le detona muchos negativos para otros. Se trata de arreglarlo de forma muy sencilla, moderar su autenticidad para ajustar los negativos que detona la auténtica que es.
Mientras tanto, Claudia cuida demasiado sus negativos que apenas salen sus positivos. Es un cartón que camina. Y esta estrategia es segura porque el legado que tiene y que le heredan como marca contiene mucho más positivos que negativos. Peligroso porque es una olla contenida.
Siempre ha sido cerebral, tendremos una ganadora mucho más cerebral que su antecesor y ciertamente mucho más moderada. Ese será el camino.
Veremos unas campañas en donde los votantes seremos espectadores de los negativos de cada candidata. Votaremos por ver cuál es la menos mala, o la que tiene menos fallas.
En una elección que ganará por más de 20 puntos Claudia, y no necesariamente porque es una gran candidata, quizá hasta Xóchitl sea mejor candidata que Claudia, pero los negativos que tiene Gálvez son muy pesados para levantar su campaña en menos de tres meses.
Es un peso muy duro de levantar en tan poco tiempo. Tendría que pasar algo maravilloso y espectacular que dudo que pase. Pronostico que Claudia recibirá mas de 30 millones de votos y Xóchitl el 50% y un poco más de esto.
Nadie toma en cuenta a los millones de votos en esos jóvenes que nacieron después de 2002 y que silenciosamente ya tienen una vida hecha.
Esos votos se diluirán en la nada, entre izquierda y derecha y no serán parte de una fuerza coherente por el momento. Mientras tanto, continuará el ruidoso escombro de las campañas donde siempre pasará lo mismo, lo mismo de siempre.