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Glicked, el Barbenheimer que no será Foto: Especial
Carlos Andrés Mendiola

¿Está resolviendo Disney adecuadamente su crisis?

¿Más vale malo conocido que bueno por conocer?

Bob Iger, CEO de Disney, anunció esta semana, fechas de estreno para seis títulos de Disney y Star Wars, amén de indicar que en Marvel se concentrarán en aquellas propiedades o personajes más consolidados

La decisión hace en parte sentido, pero en otro, parece contra natura luego de los resultados de la taquilla de 2023.

En 2023, los tres títulos más exitosos fueron conceptos nuevos o no obedecían a una secuela: “Barbie” que recaudó más de mil 445 millones de dólares en la taquilla global, “Super Mario Bros. La película” con mil 361 y “Oppenheimer” con 957.

Sí, es cierto, los dos primeros provienen de propiedades intelectuales consolidadas y seguramente darán lugar a otras cintas, pero como tal no son derivadas de otras historias que ya se hubieran visto en la pantalla grande.

Disney alcanzó tres títulos en el Top 10: “Guardianes de la Galaxia Vol. 3”, “La Sirenita” y “Elemental”. De ellos sólo el primero puede considerarse un éxito de taquilla con sus casi 850 millones de dólares.

Los otros dos, aunque hicieron alrededor de 500 costaron más de 250 millones de dólares, es decir, cubrieron la inversión, gastos de mercadotecnia y poco más. Como se dice popularmente salieron “tablas”.

El problema para Disney está en lo que no funcionó y que sí le implicó pérdidas: “Indiana Jones y el dial del destino” (costó 384 y recaudó 295), “Wish: El poder de los deseos” (costó 200 y recaudó 244), “The Marvels” (costó alrededor de 250 y recaudó 206) y “Mansión embrujada” (150 para un resultado de 117). Ninguna recuperó y algunas perdieron más de 100 millones de dólares.

La sumatoria es alarmante y no es el único frente si se consideran las series de Marvel. Los motivos de los resultados incluyen cuestiones de programación, las huelgas de guionistas y, sobre todo, la de actores, efectos de la pandemia y presupuestos muy elevados.

En la reestructura que vive Disney de la que se han filtrado algunos detalles parece indicar que la marca pretende utilizar como medio sus propiedades intelectuales de mayor valor, las más posicionadas y las que ya gozan del cariño y la lealtad de la gente. ¿Es la solución correcta?

La lógica parecería indicar que sí y probablemente los sea, siempre que sea un plan de contingencia y con una temporalidad establecida. De otra forma terminará con el efecto opuesto, desgastando las propiedades como ya le sucedió en los 90’s cuando comenzaron a hacer secuelas y derivados de títulos como “La Sirenita”, “Aladino”, “La Cenicienta” y muchas más. Vaya, los títulos eran menores desde un principio y por ello se hicieron para televisión.

El anuncio de nuevas entregas de “Moana”, “Toy Story” y “Frozen” no obedece a ello. Son proyectos destinados para la pantalla grande. Igualmente dejarán fuera la oportunidad de refrescar y enriquecer su catálogo.

La magia de la secuela, la precuela o el spin-off está en reencontrarse con “viejos conocidos”, pero el verlos de manera tan frecuente causa el efecto contrario, desgasta. “Hay que crear hambre” se dice por ahí.

Ahora, la respuesta al descalabro que fue 2023 para Disney no está sólo en las propiedades intelectuales, nuevas o conocidas, está en el manejo de sus presupuestos, en sus historias y en la programación.  Están atacando claramente un frente, pero no es el único. Sí, las películas no pueden costar cada vez más y más. Ya se habla justo de cómo limitarán algunos títulos.

Al parecer, por ejemplo, “Blade” costará un máximo de 100 millones de dólares en lugar de los más de 200 que han costado las más recientes películas del Universo Marvel.

En tanto a los guiones, con la huelga de guionistas dio tiempo para que muchos de los proyectos en preproducción y producción fueran revisados, replanteados y reestructurados. En el frente de Marvel, además están las consecuencias y/u oportunidades que dio la condena de Jonathan Majors por violencia contra su exnovia.

No se ha revelado aún, pero también parece que el número de producciones será menor de tal forma en que se pueda cuidar la calidad y que ningún proyecto llegue a producción sin un guion sólido. Así se reducirán los reshoots y las medidas paliativas que tienen mayores costos y que frecuentemente no tienen los efectos esperados.

Por el lado de la distribución, Disney y el resto de los estudios deben darse al menos un par de semanas entre estrenos grandes.

2023 vio llegar durante el verano un título fuerte tras otro y ello impidió que muchos tomaran fuerza (Rápidos y furiosos 10, Misión imposible- Sentencia Mortal Parte 1, entre varios más).

La industria del cine está todavía por encontrar el nuevo punto de balance tras los efectos de la pandemia, el crecimiento de los servicios de streaming y los cambios de hábitos entre la audiencia.

Las medidas de Disney recaen en sus fortalezas, pero deberán evolucionar o morir en el intento.

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