En la era digital actual, los influencers han emergido como figuras destacadas en el mundo del marketing y las redes sociales. Tras ese amplio crecimiento en los últimos años, han surgido muchas polémicas que han llevado a las naciones del mundo a regular esta industria emergente como en Italia que ha establecido reglas más estrictas a estas personas luego del caso de la conocida Chiara Ferragni.
Y es que estos individuos, que han cultivado audiencias significativas en plataformas como Instagram, YouTube, TikTok y otras, desempeñan un papel fundamental en la formación de tendencias, la promoción de productos y la conexión directa con sus seguidores.
Ante eso, el internet ha ejercido una transformación significativa en la forma en que las personas perciben el mundo y lleva consigo una industria en expansión: el marketing de influencia. Esta estrategia se ha vuelto especialmente popular para las marcas que aprovechan su alcance y la credibilidad de los creadores de contenido para amplificar su visibilidad, generar conciencia de marca, aumentar las ventas y conectar con audiencias más amplias.
Como lo demuestra la encuesta de The Influencer Marketing Hub, los datos, esta estrategia puede resultar enormemente lucrativa para las marcas, con un 13 por ciento de las empresas generando ingresos de 20 dólares o más a través del marketing de influencers. Además, la gran mayoría de las empresas informan resultados positivos, con solo el 25 por ciento inferior sin generar ningún ingreso.
En términos de crecimiento y valor económico, datos de Another indican que la industria del marketing de influencers alcanzó un valor de 16 mil millones de dólares el año pasado, y se proyecta que alcance los 84 mil millones de dólares para el año 2028. Esto subraya la creciente importancia y expansión de esta forma de marketing en el panorama comercial.
Italia y el caso Chiara Ferragni
Con el reciente escándalo protagonizado por la influencer italiana Chiara Ferragni ha desencadenado cambios significativos en las normativas italianas que regulan las actividades de los creadores de contenido en redes sociales.
Ahora, la Autoridad italiana para la garantía en las comunicaciones (AGCOM) ha respondido anunciando un conjunto de reglas más estrictas destinadas a mejorar la transparencia en las publicaciones de los influencers, especialmente aquellos con un gran número de seguidores.
Este paso se produce en el contexto de la multa de más de un millón de euros impuesta a Chiara Ferragni por la comercialización de un Pandoro con falsos fines benéficos.
Ante eso, la situación ha provocado una mayor atención sobre las prácticas éticas y la transparencia en el ámbito de los influencers, impulsando cambios regulatorios en Italia.
Se dio a conocer que, las nuevas normativas de AGCOM se aplicarán inicialmente a los influencers que compartan publicaciones en italiano, trabajen con marcas en Italia y tengan más de un millón de seguidores. Estas normas buscan garantizar una etiquetación adecuada de los contenidos comerciales para que la audiencia pueda identificar claramente cuando se trata de publicidad. Además, se enfocarán en la protección de la integridad de los menores, alineándose con las regulaciones existentes en otros medios de comunicación.
En caso de incumplimiento, los influencers pueden enfrentar multas significativas que podrían llegar hasta los 600 mil euros, reflejando la seriedad con la que AGCOM aborda la necesidad de un cambio en el comportamiento de los influencers y la transparencia en sus publicaciones.
AGCOM argumenta que, debido al alcance masivo de los influencers, estos pueden tener un impacto sustancial en la promoción de productos y la exposición de marcas, superando en algunos casos a la publicidad tradicional. La entidad sostiene que el “salvaje Oeste” que caracterizaba al marketing de influencers en Italia ha llegado a su fin, y es necesario establecer normas claras para garantizar prácticas éticas.
Otros países con reglas para influencer
Estas medidas siguen la senda de la legislación introducida en Francia el año pasado, que prohíbe a los influencers promocionar ciertos productos y exige transparencia en el contenido patrocinado. Además, España está en proceso de elaborar regulaciones para la actividad económica de los influencers, estableciendo un registro estatal y obligaciones específicas para proteger a los menores y garantizar la identificación adecuada de las comunicaciones comerciales.
Es importante destacar que AGCOM también impondrá a los influencers la obligación de adherirse al código de conducta aplicado a los medios de comunicación, instándolos a ser imparciales y evitar la difusión de noticias falsas, así como publicaciones discriminatorias o racistas. Estas medidas subrayan la creciente atención y regulación en torno a las prácticas de los influencers en el espacio digital.