La generación de contenido visual para campañas de publicidad puede ser la parte más costosa y tardada de todo el proceso; dependiendo el producto o servicio la creación de imágenes puede tardar semanas en realizarse y si hay cambios por el cliente, esto puede extenderse mucho más.
La IA está empezando a ganar terreno rápidamente entre agencias y equipos internos de marketing, en gran medida por el ahorro en tiempos que conlleva. En mi experiencia he podido ver como un juego de imágenes de producto se puede lograr 100% con IA, con una disminusión considerable en los tiempos, lo que se ve reflejado en los costos.
El dilema
hace unos meses me di a la tarea de generar todas las fotos de platillos para mi restaurante utilizando Inteligencia Artificial y el resultado fue sorprendente, no solo porque fue hecho completamente con IA, sino porque no se necesitó tomar una sola fotografía en el proceso.
En ningún momento hubo algún cuestionamiento sobre las imágenes, o su relación visual con los platillos, de hecho hubo quien opinó que se le antojo algo al ver la foto.
Con base en este ejemplo, ¿los clientes necesitaban saber que las imágenes que veían en el menú o en redes sociales habían sido creadas con Inteligencia Artificial?
¿Para el consumidor hace una diferencia saber cual fue el origen de la imagen?
En la edición de abril de 2015, la revista Men’s health mostró en su portada una foto de Justin Bieber con el torso descubierto, donde se veía una musculatura del cantante que no se le había visto antes. De inmediato las críticas comenzaron a atacar a la revista por el exceso de retoque que tenía la imagen, poniéndole músculos demás y mostrandolo más grande de lo que realmente es el cantante.
Esto se ha repetido en varias ocasiones, mostrando a celebridades con unos cuerpos perfectos, sin imperfecciones que sin duda llaman la atención, aunque todos sepamos que en la realidad esos cuerpos distan mucho de ser así.
Todos sabemos que las fotos de los famosos sin estrías, sin canas, sin granitos o cicatrices ha sido editada digitalmente, pero aún sabiéndolo la gente quiere leer la revista o ver la publicación.
¿Qué diferencia tiene una imagen completamente retocada, donde se han ocultado todas las imperfecciones de un cuerpo, Contra una imagen generada con Inteligencia Artificial?
Quien no se ha dado cuenta de lo que ocurre con las grandes cadenas de hamburguesas y las fotos que muestran sus productos. La hamburguesa doble con queso, que se ve deliciosa en la foto y cuando llega a la mesa parece cualquier cosa menos una hamburguesa. En este caso ¿la empresa tendría que decir que la foto no es real?, obvio ya nos habíamos dado cuenta de eso, pero ¿por qué no exigimos el mismo trato en ese tipo de materiales?
En aras de la transparencia si deberíamos decir abiertamente cuál es el origen de una imagen, pero entonces tendremos que ser completamente honestos y reconocer también que las imágenes de producto, de celebridades, de lugares también son modificadas digitalmente. Un ejemplo de esto son los desarrollos inmobiliarios, donde al público se le muestra una imagen de algo que todavía no se construye, o en su caso es un lugar que ya existe, pero ni siquiera está amueblado, porque todos los muebles y decoración se agregaron de forma digital.
Aqui cabe hacernos las siguientes preguntas:
¿Como consumidor necesito saber cuál es el origen de las imágenes que veo en publicidad?
¿Hace alguna diferencia para mi saber que la imagen fue generada con IA?
¿Mi intención de compra cambiaría al saber el origen de la imagen?
Marcas y Agencias se están haciendo estas preguntas en todo el mundo, porque la inteligencia artificial es algo que no tiene vuelta atrás; así que al mirar hacia delante tenemos que encontrar la mejor manera de utilizar estas nuevas tecnologías para mejorar la calidad, bajar costos y reducir tiempos, pero sin afectar la imagen hacia el consumidor.
El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor.