Con más de 100 millones de dólares en preventa sólo en EE. UU., “Taylor Swift: The Eras Tour” está rompiendo todas las expectativas y abriendo posibilidades sin precedentes para la industria de la música y el cine. Las salas de cine no están extrañas ante la proyección de contenidos que difieran del cinematográfico. Se han exhibido partidos de fútbol, de fútbol americano, peleas de box, conciertos y algunos otros eventos. Ninguno aún con el impacto del concierto de Swfift, el cuál puede abrir nuevas posibilidades para una industria que se ha visto afectada, primero, por la pandemia, y más recientemente por las huelgas de guionistas y actores. El consumo de cine ha cambiado y en ello la dinámica de asistencia a las salas.

El espacio

La sala de cine ofrece un espacio adecuado para disfrutar de un concierto. Sí, no será igual a tener al artista ahí y no habrá la interacción que se puede dar, pero hay otras ventajas que resultan del espacio. La atención está dirigida al frente, el espacio es cómodo, bien ventilado y con una dinámica que permite, por ejemplo, ir al sanitario de manera más cómoda. Es un espacio de menor cantidad de personas y, por ende, con mayor comodidad. Este aspecto no se limita sólo a la sala como tal, también a la llegada al lugar e incluso a lo que puede suceder antes y después. La propia inversión de más o menos tiempo antes y después del evento es mucho menor que la de asistir a un auditorio, plaza u otro.

La experiencia

Fuera de la interacción con el artista, la experiencia se enriquece en otros sentidos. Es mucho más cómodo, sin personas que se paren adelante, obstaculicen el escenario o lo estén grabando; sin personas que canten y no dejen escuchar adecuadamente. También está la ventaja de poder comer. La pantalla enorme, la sala oscura y el sonido, proporcionan una experiencia inmersiva distinta a la de un concierto en vivo, donde se puede disfrutar más del concierto (menos del resto de factores como la camaradería que se con otros asistentes, conocidos o no) y que también difiere de lo que puede suceder cuando se ve en casa. Se podrán ver más detalles o percibir aspectos que seguro se escapan del en vivo. Esto puede incluso motivar a qué quién haya asistido al concierto lo haga también a la proyección. Cada medio es una experiencia distinta, aunque las canciones y el performance sean el mismo.

Los costos

Los costos de los boletos del concierto de Swift en México iban de los 936 a los 10 mil 450 pesos. El costo de un boleto de cine en una sala regular es menor a los 100 pesos, en una VIP menor a los 200. Es más accesible y más cómodo. El costo de producción también es menor que el de un filme promedio de Hollywood. El reportado del concierto de Swift está entre 10 y 20 millones y seguramente se centran en el despliegue de cámaras, cuidado del audio y la postproducción. . El tracking de ventas dado por la preventa que ya va en 100 millones de dólares indica que es un negocio redondo y redituable. Los costos de promoción están en gran medida asociados al propio concierto y luego sólo se redirigen a las salas. El concierto, además, se ve beneficiado en estos momentos al no depender de guionistas ni actores. Aunque Swift forma parte del SAG Aftra, su rol en el filme no es como tal y no afecta la promoción como sí sucede con el resto de películas. Vaya, propiamente dicho, “The Eres Tour” no es una película, es una grabación de un concierto.