Un reciente estudio de eMarketer muestra una interesante proyección sobre la penetración de Internet en México. Resulta que para el 2018 se espera que el 50% de la población entre 0 y 11 años tengan acceso a Internet por lo menos una vez al mes, mientras que en la actualidad solo el 27.8% lo tienen.
Los niños serán el grupo demográfico con mayor crecimiento en este rubro, lo cual me obliga a plantear un reto para aquellos colegas mercadólogos dedicados a mercados infantiles.
Resulta que las redes sociales representan el más importante vínculo entre marcas y personas en el mundo digital, pero algunas de estos sitios son restrictivos para menores de 13 años. Si bien muchos pequeños mienten con su edad al momento de darse de alta no representan una audiencia clara para las dos principales redes, Facebook y Twitter. Y si hablamos de Linkedin aún más descartemos a este grupo. Asimismo, el grupo demográfico con menor acceso a cuentas de correo electrónico con también los niños.
Entonces la reflexión es la siguiente: ¿Estamos los mercadólogos digitales listos para generar impacto entre niños menores de 11 años?. ¿Cuáles serán los mecanismos para persuadir, generar engagement y alcance entre un grupo creciente en la red que por definición no tiene acceso a la misma?
El reto se antoja interesante, y de tal suerte empresas como Disney visualizaron el potencial al adquirir el popular sitio Club Penguin, cuyo concepto aún es vigente bajo el concepto de mundos virtuales, como el casi extinto “Second Life”.
En mi particular punto de vista, las mejores posibilidades de impactar a estos futuros niños digitales serán a través de portales educativos. Todos los programas públicos y privados para dotar de tabletas o lap tops a niños de primaria les darán por consecuencia acceso a internet. Es ahí donde el mercadólogo deberá tener la suficiente audacia para generar alcance a pesar de maestros y padres de familia. Las estrategias de contenidos tendrán que evolucionar para dicho fin.
Otro vínculo digital para este nuevo y emergente segmento podrá obtenerse a través de alguna nueva red social de nicho, cuyas características permitan la vigilancia de padres de familia, quienes por temas de seguridad, contenidos para adultos, cyber-bullying, etc., podrían representar el principal inhibidor para este alcance.
Sin duda representa un gran reto, y es momento de idear estrategias, herramientas y recursos para asegurar la conexión con este nuevo grupo emergente en el mundo digital, que compite cada vez más contra los medios tradicionales de comunicación.