Éste no es un espacio diseñado para hablar de aspectos políticos o sociales de nuestro país. Aquí estamos para hablar de Mercadotecnia. Dicho lo debido, no cabe duda que acontecimientos que han venido ocurriendo van a afectar y han afectado a la marca México en el mundo.
México ha hecho varios y múltiples intentos en los últimos veinte años por lo menos en tratar de modificar la marca México en el extranjero. Ha buscado ser un líder en lo que corresponde a turismo y diferentes especialidades de manufactura, y así cambiar diferentes prejuicios que se tenían hacia el país.
En buena medida, México ha sido capaz de modificar dichos prejuicios. Sin embargo, cuando eso ocurre, en varias ocasiones, un problema de imagen surge de nuevo. En los últimos veinte años podríamos mencionar como graves problemas de relaciones públicas que impactaban directamente al turismo, acontecimientos como el brote Zapatista de 1994, la Crisis de Secuestros de los dosmiles y la Guerra contra el Narcotráfico.
Sin embargo, pareciera que en ésta ocasión estamos viviendo una crisis de comunicación, mercadotecnia política y relaciones públicas que ataca al país por diferentes frentes. Por un lado tenemos los evidentes acontecimientos lamentables de la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa, a ello se le agregan manifestaciones consecuencia de lo ocurrido (algunas pacíficas, otras violentas).
Desgraciadamente, en estos momentos es poco lo que podría hacer el Gobierno Federal, asociaciones y cámaras de comercio para poder mitigar los mensajes de inestabilidad que éstos fenómenos presentarán ante el mundo. Hay que considerar que en los medios extranjeros, no son las imágenes de las manifestaciones pacíficas las que van a salir al aire, sino las violentas; y que el referente más cercano a Ayotzinapa es Acapulco, y Acapulco se vende como playa en México. Siendo que el principal atractivo turístico de México para el extranjero son las playas, podemos estar entrando en terrenos francamente escabrosos.
Yo me niego a opinar sobre acontecimientos que no son objeto de ésta columna, pero sí sobre cuestiones que afectan directamente tanto al país, como a la industria y a nuestra economía. Mientras más se prolongue la crisis de éstos acontecimientos violentos; mayor será la crisis económica que podría venirse para el país; cuestión que a nadie nos conviene.
Y es que pareciera, que desafortunadamente, algunas protestas poco tienen que ver con el acontecimiento mismo de la desaparición de unos alumnos en un municipio en Guerreo. Más bien, pareciera ésta una cruzada en contra del Ejecutivo Federal. A estas alturas, Enrique Peña Nieto podría caminar sobre el agua y se le criticaría por no saber nadar.
Lo único que puedo agregar al respecto es que va a ser momento para que iniciativa privada y gobierno unan fuerzas para tratar de reposicionar a México como una marca atractiva en el mundo; un lugar próspero en donde se puede invertir, trabajar y descansar en vacaciones. Si no se invierte de inmediato en éste tipo de mensajes, campañas y propaganda; podría avecinarse una crisis económica de magnitudes inconmensurables; ya que nuestro país depende en buena medida del turismo internacional, y de inversión extranjera directa que en economías emergentes como la nuestra, suele ser volátil y caprichosa.