Por Klaus Gérman Phinder
Cuando hablamos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), mucha gente cree que se refiere únicamente a empresas y organizaciones que pertenecen a países industrializados y que cuentan con programas de apoyo para los sectores menos beneficiados, pero la realidad es que la RSC es un trabajo que se hace a la medida para cualquier tipo de empresas y organizaciones, a la vez que en varios países.
La responsabilidad social varía según el sector económico de la organización y el contexto en el cuál ésta se determina. Los problemas y prioridades tanto sociales como ecológicos, varían según el país e incluso de región en región.
En muchas ocasiones vemos que los grandes corporativos globales, replican un mismo programa social en todas sus filiales internacionales, pero esto se tiene que manejar con extremo cuidado para atender las sugerencias de sus líderes locales que son tomadores de decisiones. Es común que estos programas traten temas genéricos tales como, la falta de educación en comunidades, el difícil acceso a servicios de salud en zonas rurales o la atención a enfermedades como el VIH que causan segregación social.
Sin embargo, lo más recomendable es atender la línea de atención global que tiene la empresa u organización, siempre y cuando la causa social a atenderse sea igual o más significativa en el país en cuestión, de lo contrario se puede atender el mismo rubro, es decir, Educación, Salud, Desarrollo Comunitario, etcétera pero no con el mismo programa, pues éstas áreas de atención son infinitamente extensas, por lo que es necesario estudiar todas las posibilidades y contrapartes que pueden servir de aliados dependiendo de cada país en donde se opera.
En el caso mexicano, vemos que muchas empresas y organizaciones se estancan en este dilema, a lo que se suman confusiones de términos en torno a la responsabilidad social corporativa, filantropía empresarial y Mercadotecnia con causa social. Por eso, es importante diferenciar que mientras la primera representa la suma de voluntades para que la empresa atienda a todos sus públicos más allá de lo que la ley le ordena; la segunda sólo se limita a la donación de recursos monetarios o en especie a organizaciones sin fines de lucro. La tercera por ejemplo, es el modelo que permite que los clientes se sumen a una causa social a través de la infraestructura y productos o servicios que la sociedad elige comprar. éstas y otras reflexiones y conceptos se abordarán más a detalle en esta columna quincenal que permitirá formar una cultura de atención a la Responsabilidad y Mercadotecnia Social.
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Klaus Gérman Phinder, Consultor y director general de Promotora ACCSE (Acción Social Empresarial), agencia especializada en Responsabilidad y Mercadotecnia Social.