Copiar no es algo malo por definición a pesar de lo que te hayan dicho tus maestros en aquellos días escolares, y existen numerosos ejemplos que respaldan esto, en donde a la práctica de analizar algo para intentar hacerlo igual o mejorarlo se le puede entender como un sano uso del benchmarking.
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Incluso hay que decir que sobre la práctica de copiar y mejorar, países como Japón, Corea del Sur y recientemente China, han hecho crecer sus economías, se han convertido en países ejemplares e innovadores a cuan más, de manera que compiten audazmente en todos los terrenos del acontecer humano: desde el empresarial, al científico, tecnológico, deportivo y hasta en el ámbito de las artes.
Y no es lo mismo que un plagio, del que lo separa el acto que tiene que ver con el reconocimiento de la autoría de una innovación. Es decir, existe un plagio cuando alguien se atribuye como propia la autoría de algo que no lo es. En cambio, copiar consiste en entender el aspecto central de algo para repetirlo exitosamente que, dentro de un marco legal claro, nos permita dar crédito de alguna forma, ya sea económica, como en los sistemas de franquicia, o de simple reconocimiento, como en el caso de muchas expresiones culturales, en donde se le llama “influencia” al hecho de tomar “prestado” algo que se le ocurrió a otro(s).
Y es que la innovación y la creatividad tienen mucho que ver con la existencia de dos o más cosas que en esencia ya están ahí, de manera independiente, de modo que mediante un proceso intelectual se les logra relacionar de una forma nueva y original.
Uno de esos ejemplos lo representa en gran medida la exitosa historia de la lovermark Apple, quien con su más grande innovación, el iPad, lo que se hizo fue tomar el camino que ya habían andado Palm Pilot, el Kindle de Amazon, algunas marcas de laptops, los reproductores mp3 y en donde la verdadera innovación residió en reunirlos bajo el abanico de iTunes/App Store, además de darles un diseño de producto y de interface de usuario distinguible.
Entonces, la idea redonda consiste en copiar y mejorar, de modo que con un par de ejemplos mas recientes se muestran que a veces la copia de un concepto llevado a un contexto distinto, puede brindar resultados destacados:
1. Copiar para trabajar en la empresa de tus sueños
René Schultz y Casper Christensen, un par de diseñadores oriundos de Dinamarca deseaban estar en el ojo de las mejores agencias de publicidad del mundo como directores de arte, y para ello decidieron armar su portafolio de trabajo replicando una de las revistas más famosas de publicidad y a la cual todas las agencias de su país están suscritas, Lürzer’s Archive magazine.
De esta forma, empaquetaron su trabajo replicando el marco de diseño editorial de la revista y lo enviaron a todas las empresas en donde aspiraban trabajar y el impacto del envío fue tan grande que recibieron respuesta de todas las agencias
2. Copiar una forma de distribución
En el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, una empresa española decidió acercar el público a la lectura con un viejo concepto de distribución, al que llaman Vending Books, que no son otra cosa que máquinas expendedoras automáticas, pero de libros, las cuales son situadas en lugares en donde la gente se congrega.
Esta incursión se ha dado luego de su éxito en España desde 2007, cuando inició operaciones bajo el lema Alimenta tu mente. Ahora quienes deseen ser parte de este proyecto y difundir la cultura pueden adquirir una franquicia de esta marca e instalar su vending machine de libros.
Los creadores de estas máquinas creen que la idea es muy útil en lugares en donde la gente debe esperar por horas, como hospitales, estaciones de autobuses, aeropuertos u hoteles.
Además, vamos, que en gran medida la historia del marketing en el mundo se trata de eso, de copiar y mejorar, ¿o no?