La idea de crear, resolver problemas y producir de forma distribuida ha emergido como un nuevo modelo de negocio en los últimos años. Si bien el término crowdsourcing se concibió por Howe y Robinson en 2006, en un artículo publicado en la revista Wired, apenas recibió reconocimiento por parte de las empresas y en general en el marketing ha permanecido en las sombras del outsourcing, del think-tank y del gurú.
McDonalds, la empresa multinacional de hamburguesas, recién implementó una estrategia que culminó en la primera (bueno las primeras) hamburguesas de origen multitudinario (una vez que no hay traducción al término crowdsourcing en español).
En el Reino Unido, en mayo de 2014, lanzó una estrategia que denominó “My Burger”, en donde en una convocatoria abierta invitó a cualquiera a crear la hamburguesa perfecta y que fuera incluida en el menú una vez que fuese votada por los consumidores. Al finalizar esta etapa, se recibieron más de 98,000 propuestas y como orgullosamente publicó MCD, “la nación habló”.
Los “diseños” más votados fueron llevados a la cocina corporativa y aquellas con más sabor fueron seleccionadas para ser incluidas en el menu hasta mediados de noviembre de 2014. Los cinco diseños se llaman Big Uno (Tommy Rose), Sweet Chilli Fiesta (Harry Lloyd), The Ultimate Supreme (Dave Wright), McPizza Pepperoni Burger (Charlotte Butcher), Big Spicy Bacon (Luke Watson).
Particularmente, encuentro The Ultimate Supreme, como la más apetitosa. Sus ingredientes son Pan con Ajonjolí, Cebolla Morada, Catsup, Tocino a la miel, Mayonesa de pimienta negra, Lechuga, Queso Emmental y Carne 100% de Res. Nada mal para un país donde la cocina suele ser considerada sosa y poco divertida en boca.
Ante este éxito, surgen dudas. Llama la atención que 4 de 5 diseños son producto de hombres y sólo uno de una mujer ¿el arte de la hamburguesa es masculino? ¿Cuánto pudo ahorrar McDonald’s en el desarrollo de un nuevo producto, utilizando esta técnica participativa de éxito probado en la tecnología?
Desde un punto de vista tecnológico, el uso de la inteligencia distribuida y conectada a través de la web, ha demostrado de nuevo ser un éxito, capaz de producir un producto -previamente probado por el mercado- en corto plazo y a un precio razonable. Si bien, los costos de la campaña son asumidos por McDonald’s, investigación de mercado y el desarrollo del producto tienen un costo marginal.
¿Es justo para los entusiastas de la hamburguesa, regalar su conocimiento a cambio de reconocimiento por una de las empresas de Fortune 500? Depende del punto de vista del análisis. Para aquellos que piensan en Pesos y Centavos (o Libras Esterlinas y Pennies), no lo es. Su argumento es que regalaron su trabajo a cambio de un bien no tangible. Para aquellos que comienzan su carrera, encuentran una oportunidad para sobresalir rápidamente apuntalados por una gran marca mundial. Para los entusiastas de la tecnología, no importa el resultado sino el proceso. Para los académicos, desde cualquier perspectiva es un éxito, demuestra que las ideas de inteligencia distribuida, el aplastamiento de las estructuras y un nuevo orden económico-social son ciertas.
¡Crea y no te desconectes!