Rusia.- Tiene 3 años y se sienta frente a la Orquesta Sinfónica dirigiendo con perfecto tempo el Can Can de Jacques Offenbach. Se llama Lyonya Shilovsky, es el pequeño baterista que conmociona a las redes sociales por estos días y toca como si viniera preparado de otra vida. Sólo se nota que es un niño pequeño cuando se le caen las baquetas y su padre debe buscarlas. Eso es todo. Una maravilla de viral.
No pierde la concentración salvo que se acerque un fotógrafo. Trae bien puesto el ego consigo, aunque no lo sabe. Con un solo impresionante, saca aplausos y risas de incredulidad, de los músicos adultos y de todo aquel que esté cerca del mini genio. La audiencia enloquece y el padre observa aplaudiendo al pequeño baterista al compás de la música.Es ovacionado y premiado. Debe volver a salir a escena para aceptar el clamor de la gente, sin entender mucho lo que sucede, pero disfrutándolo como un juego.
Es probable que estos pequeños prodigios hayan existido siempre, pero el placer que proporcionan las redes sociales con sus ejemplos, nos mueve algo que va más allá de la sorpresa. Entonces volvemos a preguntarnos cuál es la magia de la música y cómo conseguimos generar una emoción así de potente.
Un regalo para el fin de semana, para seguir creyendo en la reencarnación y en el poder de la música y del talento.