Santiago, Chile.- Que te sumen a un grupo de WhatsApp puede ser considerado un honor y a ratos una maldición. Si los temas a tratar son de tu interés- usualmente la idea es divertirse- y aceptas quedarte, existe una cierta etiqueta que sería bueno consideraras. Es sano recordar que tras la pantalla hay personas y, por muy liviana que parezca la interacción, a veces puedes dañar una o varias relaciones sin quererlo, si no respetas ciertos códigos.
Hiperactividad. Si estás desempleado o tienes la suerte de no necesitar trabajar, recuerda que el resto del grupo sí está activo. Por ello, no te vuelvas loco/a enviando mensajes que podrían molestar a los demás.
Minimalismo. En el otro extremo está el que casi nunca colabora y sólo responde en una palabra. Recuerda que un “OK” estará bien para una conversación de a dos, pero si éste mensaje resuena 20 o 30 veces terminará molestando al grupo. Si no tienes nada que decir, es mejor que calles.
Conversaciones de a dos. Nada más molesto que empezar a recibir notificaciones en las que no estás involucrado/a. A nadie le importa el tema privado de dos personas. La lógica indica que debes escribir a la persona y no al chat de amigos.
Temas que no le importan al resto. Una conversación profunda sobre la última presentación de danza que fuiste a ver con un miembro del grupo sólo le importa a ustedes dos. Seguiremos entonces con las notificaciones fallidas al resto del chat. No, por favor.
Cero contribución. Si te han sumado al grupo es porque esperan que entregues más que un OK. Opina, ríe, disfruta. Para eso son los grupos.
Envío de fotos o videos de mal gusto. No todos tienen el mismo humor que tú y menos en lo que se refiere al mal gusto. Ojo con lo que envías, puede no ser aceptado por todos y te quedarás con la sensación de “outsider” si nadie responde y si alguien se siente ofendido.