México.- Los festivales de música, como el Corona Capital o el Vive Latino, convocan a miles de personas y las marcas aprovechan para promover y venderles sus productos, pero muchas situaciones lamentables que ocurren en estos eventos se deben a la mala planeación y falta de atención por parte de las empresas participantes. Te decimos cinco cosas que arruinan la experiencia en los festivales.
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1. Vendedores que estorban
Los festivales y conciertos más importantes son organizados por las dos principales empresas cerveceras del país y las ventas del líquido ambarino son muy grandes, pero los vendedores que trabajan entre la multitud se convierten en grandes estorbos para los asistentes que no pueden disfrutar a sus bandas favoritas por culpa de los cubeteros. Incluso muchas personas terminan bañadas en cerveza tras los empujones.
2. Mala ubicación de los puestos
Decenas de marcas participan en los festivales y colocan sus stands para promover y vender sus productos, pero muchas veces estos son colocados muy lejos, o demasiado cerca, de los escenarios, tanto que se vuelve un conflicto poder visitarlos.
3. Activaciones fuera de lugar
Muchas marcas se quieren mostrar creativas en los festivales, pero a veces sus agencias de activaciones tienen ideas extrañas y organizan concursos sexistas que fomentan la misoginia o se burlan de las personas mediante dinámicas humillantes.
4. Comida mal cocinada
A un festival como los que se realizan en la Ciudad de México acuden alrededor de 80 mil personas por día. Muchas cadenas de restaurantes aprovechan el evento para vender sus productos, como pizzas o hamburguesas, pero es común que para atender rápido a los hambrientos entreguen alimentos que no fueron bien cocinados y no cumplen con los estándares de la franquicia.
5. Filas larguísimas
Una pregunta que se hace todo asistente a un festival es “Si las marcas ya saben que recibirán a miles de personas, ¿por qué no ponen un número suficiente de expendios de bebida y comida?”. Parece que a las empresas que comercializan productos en los festivales les parece una bonita tradición que sus clientes hagan largas filas y se amontonen para comprarles.