En una ocasión recibí un consejo profesional de la forma más curiosa. Hojeaba un librito enano llamado “Gotas de Sabiduría” (no más de una pulgada de alto) cuando me topé con un aforismo que así rezaba: “Cuando tengas una idea o proyecto, no le pidas consejo a un abogado o contador pues ellos -por formación profesional- ven el problema primero y la oportunidad después y… te lo echan para atrás”.

Puede darse que los colegas de estas profesiones me estén odiando pero, ¡un momento… el libro enano tiene razón¡ y no es un insulto contra cualquiera, al contrario. A medida que nos vamos profesionalizando, nos vamos cargando de años a la vez que de compromisos y posesiones que causan precauciones ante todo lo que emprendemos. Empezamos a ver el problema primero. Sin embargo, cuando empezamos en la vida profesional -a la altura de la generación X o Millennial- estamos más dispuestos a los startups, los riesgos, las aventuras de negocios. No nos son importantes las posturas que dan fama, los bienes acumulados, las oficinas lujosas, las corbatas “Hermes” y los trajes “Armani” (o su equivalente femenino) y las posiciones sociales. Cuando no tenemos mucho que perder y multitud de ideas que echar a volar, estamos más dispuestos a arriesgar, a caminar la cuerda floja. Los Millennials viven (y deben hacerlo) como sí no hubiera un mañana mientras que para los “Boomers”, el mañana ya llegó.

La gran belleza de actuar como Millennial, es la capacidad de ser creativo a pesar de ser casi insolvente. De vivir apasionadamente en el hoy lanzando ideas para el mañana. De estar poco interesado en la forma y mucho en el contenido.

La belleza de los “Boomers”, es el tener pies fuertemente afincados en la tierra y una visión de protección hacia el mañana que garantiza el retiro y la continuidad. Una experiencia que garantiza seguridad. Piensan en la continuidad. Poseen fuerte liderazgo.
Ambos elementos son esenciales para el éxito en cualquier proyecto aunque, por desgracia, ambas generaciones toman decisiones aisladas una de la otra. Mientras que unos bloquean a las generaciones que vienen atrás por miedo y desconocimiento, las generaciones emergentes desdeñan a aquellas más longevas por necias e intransigentes. Si tan sólo pudiéramos juntar ambas maneras de pensar para lograr un todo que garantizara el éxito. Veamos sí podemos:

Cinco maneras de actuar como Millennial planeando como Boomer

Uno. Enfocarse en el proceso más que en el objetivo. El Millennial se enamora del proceso en el que se encuentra inmerso sin importarle el mañana, lo cual lo hace exitoso. Pero, de vez en vez, conviene detenerse para analizar las consecuencias del proceso cosa que el Boomer cuida -en ocasiones- de forma exagerada. La magia en este punto es: “no hacerlo al revés”. Empieza tus proyectos como Millennial, termínalos como Boomer: business plan, plan B, análisis de riesgo, asociaciones estratégicas, etc.