Hace tan solo una semana que dábamos la bienvenida a 2020. El Año nuevo suele siempre llegar cargado de ilusión y grandes propósitos y promesas. Algunas se cumplen aunque otras terminan quedándose en buenas intenciones. En ocasiones, el no cumplirlas puede provocar frustración, afectar a tu autoestima o incluso falta de motivación.
Nunca existen excusas y el responsable de no cumplir estas promesas no es otra persona que quien las realiza. Eso sí, debes tener en cuenta que los objetivos que te planteas sean realistas, motivantes y que no sean muchos. Así que, por lo tanto, uno de los agentes fundamentales tanto para fijar las promesas como para posteriormente llevarlas a cabo es la motivación.
Existen dos tipos de motivación
Existen dos tipos de motivación: la extrínseca, en la que lo que nos estimulan son los factores externos, y la intrínseca, que nace de nuestro interior, tal y como ha determinado Grecia de Jesús, psicóloga de Blua de Sanitas.
Por tanto, lo primero que debes hacer, antes de establecer metas para Año Nuevo es plantearse si se cuenta con esa motivación y, en caso de no tenerla, si se es capaz de encontrarla. Es decir, si tus metas se relacionan con actividades que te apasionan, el esfuerzo para conseguirlas será mucho menos.
Así que si te quieres proponer nuevos objetivos de Año Nuevo ahora que ya acabaron las fiestas navideñas, a continuación te vamos a ofrecer una serie de consejos que deberías tener en cuenta. ¡Toma nota de ellos!
- Ser realistas a la hora de establecerlos: es decir, que sean objetivos que puedas lograr con esfuerzo, pero que no sean inalcanzables o que dependan poco de ti.
- Que sean pocos y estén bien definidos. Escribe tus objetivos e identifica por qué lo son.
- Establecer objetivos intermedios que lleven a conseguir un objetivo mayor: después de identificar tus objetivos, identifica los objetivos a medio plazo que te ayudarán a crear el camino adecuado.
- Dejar constancia por escrito de tus promesas: escríbelas y llévalas a mano para no olvidarlas y tenerlas presentes en tu día a día.
- Registrar los progresos: elabora una rutina en la que incluyas actividades que te ayuden a conseguir tus objetivos y ve registrando los avances.
- Comparte tus objetivos con gente de confianza para que te recuerden cuáles eran tus propósitos en caso de no estar consiguiéndolos: el apoyo emocional es fundamental, incluso si compartes un objetivo con alguien, ya que esto os ayudará a conseguirlo.
- No rendirte a la primera: las caídas son parte del progreso, y esto es algo que debes tener en cuenta para no catastrofizar cuando algo te sale mal.
- Si es necesario, recurrir a ayuda profesional para conseguirlos: cuando te atascas en el cumplimiento de tus metas, es fundamental acudir a un psicólogo para que te ayude a identificar lo que te frena y elaborar estrategias de enfrentamiento.
