En un mundo ideal, todos los jefes y supervisores serian excelentes gerentes, ayudarían a sus empleados a progresar y les harían sentir valorados, por citar sólo algunos ejemplos. Sin embargo en un porcentaje considerable de las ocasiones, esto no es así.
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Sea como sea, hay formas prácticas e inteligentes de manejar este tipo de situaciones en las que los jefes distan mucho de ser agradables, por no hablar de aquellos que podrían calificar para cursos de manejo de la ira.
En esto, The Muse, propone 8 tácticas para lidiar con jefes difíciles, pues al fin y al cabo, esto puede afectar la productividad del trabajo desempeñado, por no hablar del estrés emocional que generan estas situaciones.
Las claves para ello, son:
1. Asegúrese de que está realmente lidiando con un ‘mal jefe’
Antes de tratar de arreglar a un mal jefe, debe estar seguro de que éste lo es. Es decir, ¿realmente se comporta así siempre o sólo se trata de una mala racha, porque, por ejemplo, se está divorciando? o ¿está siendo presionado por los directores?
Observe a su jefe un par de días y ponga nombre a lo que hace mal y a lo que hace bien. ¿Cuáles pueden ser sus razones para lo primero? Póngase en sus zapatos y luego decida.
2. Identifique la motivación de su jefe
Entender porque a su jefe le preocupan ciertas cosas, puede brindarle una perspectiva diferentes sobre su estilo de dirección. Puede que, por ejemplo, en vez de preocuparse por cuanto tiempo se toma para comer, lo que le preocupe es que dirán los otros supervisores sobre su permisividad con sus trabajadores.
3. No permita que afecte su trabajo
No importa cuan ‘malo’ sea el comportamiento de su supervisor, no deje que afecte su desempeño. Debe mantener su eficacia para estar en buenos términos con el resto de empleados y directivos, además de preservar su puesto de trabajo.
No se rebele trabajando más lento o tomando demasiado días de ‘permiso” porque a la larga eso le dejará mal parado a usted, no a su jefe. Además de darle más razones para continuar con su comportamiento negativo.
4. Manténgase un paso por delante
Trate de tener listo aquello en lo que pudiera anticiparse a los deseos de su jefe (y que le corresponda y pueda llevara cabo), de esta forma no dará excusas innecesarias a ese tipo de supervisor que suele estar esperando para ver que ‘no se ha hecho’ para regodearse en recordarlo constantemente.
Con el tiempo se relajará y dejará de convertirse en una especie de ‘alarma humana’ que avisa sobre lo que hay que hacer a cada paso
5. Documente todo
Asegúrese de documentar las interacciones con su supervisor, tanto de solicitudes como de criticas, de forma tal que luego pueda referirse a ellas con propiedad, especialmente si su jefe suele contradecirse y luego culpar a los demás.
Tener todo por escrito es una gran ayuda. Si suele darle las indicaciones por escrito, escriba inmediatamente un email y envíeselo para que quede constancia. Cúbrase las espaldas.
6. Espere
¿Lidiando con un conflicto? Espere antes de reaccionar. El tiempo ayudar a obtener nuevas perspectivas, especialmente si el supervisor está bajo mucha presión proveniente de distintos flancos abiertos.
7. Identifique los detonantes
Si conoce lo que hace estallar a su jefe, evite tales posibilidades. Si lo que más le molesta a su supervisor es que se equivoque cuando escribe los informes, sea más cuidadoso en ese aspecto. Si lo que le molesta es que lleguen 10 minutos tarde, tome medidas para ser puntual.
8. Evite ‘malos’ jefes en el futuro
En la medida de los posible, cuando se encuentre en una entrevista para un nuevo cargo, investigue con tiempo sobre los posibles supervisores y directores, antes de tomar la decisión.
Converse con miembros de la nueva empresa, pregunte y déjeles hablar sobre la compañía y su cultura, pero con tacto y tranquilidad. La idea no es parecer un acosador o un chismoso.
Tácticas sencillas que facilitan la interacción con este tipo de jefes, con los que muchos empleados, han tenido y tienen que lidiar durante su vida laboral.