• A nivel mundial hay más de 2 millones de personas contagiadas de coronavirus

• Las acciones de los gobiernos e instituciones son seguidas de manera cercana por la opinión pública

• Muchas de las estrategias implementadas han recibido cuestionamientos por parte de analistas y especialistas

A todos nos tomó por sorpresa, el coronavirus COVID-19 se identificó por primera vez en Wuhan, China a finales del 2019, pero fue en enero cuando la alerta creció debido a su nivel de contagiabilidad.

Con el paso de los meses el número de contagios ha crecido, igual las muertes, lo que ha puesto a la economía y sociedad a nivel global, en jaque. Hasta el corte de esta mañana (20 de abril), se tiene registro de 2 millones 440 mil 520 casos confirmados en todo el mundo, de los cuales, 167 mil 592 personas han perdido la vida, de acuerdo con datos del Center for Systems Science and Engineering (CSSE) de la Johns Hopkins University (JHU).

Nadie esperaba una crisis de tales dimensiones, esta situación puso a prueba las políticas y estrategias de comunicación tanto de gobiernos, como de organismos internacionales. Y, si bien, algunos sectores mantienen firme su confianza en ellos, la realidad es que desde diversos sectores se han advertido claras fallas que pudieron traducirse en una respuesta más sólida.

6 puntos en comunicación que pudieron ser mejores

Así lo exponen diversos reportes y especialistas. Ejemplo de ello, es lo que nos revela un reporte de LLyC México sobre diversas áreas en las que la comunicación y respuesta no fue la adecuada ante la pandemia de coronavirus.

1. La comunicación ante el consumidor. La consultora hace énfasis en que los mensajes al público en general estuvieron mal dirigidos, pues se enfocaron en advertir a la enfermedad como una gripe ‘más mala’. No obstante, si se la comunicación hubiera sido más transparente y precisa sobre el riesgo de contagio y las consecuencias económicas, no sólo médicas, la respuesta del consumidor habría sido diferente; se hubiera podido contener en menor tiempo.
2. El colapso del sistema de salud. No es un secreto que todos los países quedaron rebasados ante la gravedad de la pandemia. Una lucha que no es sólo con el aspecto médico, sino también tecnológico. Si los gobiernos se hubieran apoyado más en dar seguimiento a los puntos rojos de contagio con pruebas, así como con el monitoreo de los GPS de los smartphones, o el uso de la tecnología Blockchain para tener en los móviles la identificación sanitaria pertinente, los resultados serían distintos.
3. El colapso tecnológico. Ante el distanciamiento social miles de empresas han tenido que implementar la modalidad de trabajo a distancia, no obstante, gran número de ellas estaban impreparadas para hacerlo sin afectar su productividad y economía. “Muchas tuvieron que salir a comprar laptops y aprender a trabajar remoto, perdiendo valioso tiempo, como ejemplo España”. Aunado a ello, faltó que los gobiernos se payaran aún más en los desarrollos tecnológicos para combatir al virus. Se pudo usar la tecnología para encontrar los puntos rojos de contagio con pruebas y seguimiento a los ciudadanos utilizando el GPS sus celulares, con la aplicación del Blockchain para tener en los móviles la identificación sanitaria pertinente, se convertirá en un pasaporte sanitario para asistir a una reunión, a una fiesta, a un concierto, a un congreso, inclusive para viajar.
4. Se sobreestimó el poder de las fronteras. Las barreras impuestas por los países no funcionan para detener el virus, pero sí habrían sido de gran ayuda para frenar el nivel de contagio, pero esto sólo si se hubieran cerrado a tiempo.
5. Ausencia de liderazgo. Ante la reacción y políticas implementadas, se advierte una ausencia de liderazgos globales, principalmente Estados Unidos. Su reacción fue en un se todo opuesto a como actuó el gobierno estadounidense durante la epidemia del ébola, motivando a que muchas otras naciones actuaran con mayor rapidez y liderazgo a lo que se observó con el coronavirus. Las acciones ante este tipo de contingencias deben mostrar multilateralismo.
6. Hay más hay héroes en la primera línea. Se reconoce el valioso trabajo y compromiso realizado por médicos y enfermeras, pero se advierte que también encontramos actividades que se ignoran por evidentes pero que quienes las resuelven son igual de heroicos: los ascensoristas, personal mecánico, y técnico, servicios de limpieza, de seguridad, todos aquellos que realizan tareas que ya damos por sentados.

Las acciones que impactan al consumidor

Es indiscutible que todo lo ejecutado a lo largo de estos meses para combatir al coronavirus, tiene y tendrá un efecto en la percepción del consumidor, ciudadano y votante en el futuro.

No obstante, la situación ha rebasado a las autoridades, por lo menos así lo reflejan los datos revelando que la opinión de las personas cambia de manera importante de acuerdo como se ha enfrentado la situación en sus países. Al respecto, un estudio firmado por McCann Worldgroup Truth Central indica que apenas el 14 por ciento de las personas a nivel mundial creen que sus gobiernos están muy preparados para enfrentar al COVID-19, mientras que el 31 por ciento considera que su país se encuentra listo para hacer frente a la pandemia.

El ejercicio fue presentado en marzo, en momentos en los que muchos países comenzaban a implementar medidas estrictas a la población, aunque no necesariamente todas con una estrategia de comunicación adecuada.

En este sentido, vale la pena destacar lo obtenido por una reciente encuesta -presentada el 7 de abril- realizada por Statista, la cual refiere que cerca del 38 por ciento de las personas en Estados Unidos declararon estar satisfechos o muy satisfechos con la respuesta de su gobierno nacional a la pandemia.

Recordemos que en Estados Unidos ha habido muchas críticas hacia como se ha hecho frente a la situación, sin embargo en otros países esto cambia y mejora la percepción de la opinión pública. Así, por ejemplo, en Alemania el 58 por ciento de las personas encuestadas afirma que estar satisfecha o muy satisfecha con el accionar del gobierno, mientras que en Reino Unido sube hasta el 61 por ciento.