Los profesionales de marketing tienen entre sus mayores responsabilidades el desarrollo de diferentes estrategias capaces de atraer la preferencia de los clientes, que posicionen productos y que coloquen a las marcas en un lugar privilegiado.
El reto está en que el consumidor está cada vez más formado e informado, lo que aumenta sus niveles de exigencia. A medida que el consumidor se sofistica, aumentan también los elementos que se deben tomar en cuenta, como sus hábitos de compra y -en casi todos- la búsqueda de un valor añadido en los productos o servicios por los que paga.
Para poder cumplir con las exigencias y necesidades del consumidor hay que conocerlo y para ello se pueden clasificar de siete maneras que se enumeran a continuación.
– Consumidores de la marca, que deben ser cuidados para que refrenden su confianza.
– Consumidores de la competencia, que son susceptibles a convencerse del uso de la marca o pueden estar completamente en contra de su consumo.
– Consumidores potenciales que se pueden detectar desde etapas tempranas.
– No compradores de este tipo de productos, que sin embargo pueden comunicar sobre ellos.
– Consumidores experimentados que pueden incidir en la decisión de compra entre sus conocidos.
– Líderes de opinión que con el uso o rechazo del producto, incide en grandes grupos acerca de su consumo
A todos ellos hay que tomar en cuenta en el momento de desarrollar acciones de marketing.