Uno de los elementos fundamentales en el lanzamiento de una campaña es el papel que juegan los influencers. Estos personajes logran que con su presencia en redes sociales y su imagen en todo el material visual, le dé más credibilidad al proyecto.

Notas relacionadas:
Stickers de Greenpeace podrían poner en peligro a los niños
Arte en llamas en un spot distópico de Greenpeace para impedir perforaciones en el Ártico
Apple es la empresa tecnológica más verde, según Greenpeacepot distópico de Greenpeace para impedir 

Generalmente las marcas y organizaciones invitan a participar a actores y actrices famosos, modelos o cantantes. La rebelde diseñadora británica, Vivienne Westwood, responsable de la estética punk, reunió a más de 60 estrellas para la campaña de Greenpeace “Save The Arctic”, con la que pretende hacer conciencia acerca de la necesidad de preservar el océano, en especial por la explotación de petróleo en el ártico.

Entre las figuras que aparecen están Kate Moss, George Clooney, Naomi Campbell, Hugh Grant, Pamela Anderson y Kylie Minogue. La colaboración de la británica, además de reunir a los famosos, fue con el diseño de una camiseta que lucen en las fotografías tomadas por Andy Gotts, con la leyenda “Save The Arctic”.

Según un estudio de Augure el 84 por ciento de los profesionales del marketing usan influencers para cumplir sus objetivos. Aunque a veces los resultados favorables se desvanecen en poco tiempo. eConsultancy, asegura que después de tener la atención del target de forma tan específica a través de estos personajes, cuando pasa el momento el interés se desinfla dramáticamente.

Greenpeace es una organización ambientalista presente en 55 países. Su activación de campañas por todo el mundo son  para detener el cambio climático, proteger la biodiversidad, evitar el uso de transgénicos, disminuir la contaminación, acabar con el uso de la energía nuclear y las armas, proteger bosques y parajes naturales.

Los retratos que se tomaron para la campaña, serán expuestos a las afueras de la sede central del grupo petrolero Shell, en Londres, compañía que recibió la aceptación de la administración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama para dar inicio al proyecto.