Los temas que se han tocado en esta contribución de dos partes, sin duda tienen una profunda influencia en la manera en la cual las personas viven y consumen hoy, lo que de sà ya brinda mucho espacio para la reflexión de mercadólogos y especialistas en comunicación.
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En la pasada entrega se escribió, uno, acerca de los cambios en la relación de la sociedad con los animales, dos, respecto de las diferentes y cada vez mÔs aceptadas formas de convivencia familiar, y tres, sobre la controversial cultura acerca del uso de las drogas.
Ahora, se analiza el entorno en el que los niƱos crecen, el futuro en la producción y consumo de la energĆa, lo que influirĆ” en los productos que los fabricantes ofrecen al mercado y, finalmente, sobre la manera en la que los medios han evolucionado para confluir en un Ćŗnico mando que hoy se conoce como smartphone.
4. Las calles sin niƱos
El bienestar de los niƱos, la calidad en la educación, la capacidad de innovación, la investigación y desarrollo en todos los niveles de la ciencia y el progreso de la economĆa, son temas que tienen una cercana codependencia.
Hace unas semanas, en estas mismas lĆneas se comentó del alarmante estado de la vulnerabilidad de los infantes en MĆ©xico, en donde, entre otros siniestros sĆntomas, la ola ascendente de secuestros y desaparición de infantes, se sumaba al sorprendente e inadmisible fenómeno de la migración de criaturas no acompaƱadas a los EUA āque nos han querido vender mĆ”s como un problema centroamericano, pero la gran mayorĆa son mexicanos: INDIGNANTE.
Pero este apocalĆptico escenario es el corolario de algo que inició con cambios sutiles hace mĆ”s de 20 aƱos, tiempo en el que resultaba natural para cualquier menor salir a jugar a las calles a la pelota, las escondidillas, a la roƱa… era parte del paisaje urbano observar a las palomillas de seis a doce chicos de entre ocho a catorce aƱos, que juntos deambulaban por las avenidas rumbo a algĆŗn parque cercano cargados de pelotas, bates de bĆ©isbol, patinetas o scooters.
Entre todos se cuidaban, y sĆ, tambiĆ©n se tiraban carrilla (el viejo ancestro del bullying). Pero ahora no conozco a una sola madre que en su sano juicio permita que su hijo menor de doce aƱos en solitario asome la cara a la esquina de su casa. Y lo terrible es que este dramĆ”tico cambio, el cual le ha arrebatado la infancia a nuestras calles, es consecuencia de la violencia que viene en varias presentaciones: delincuencia, secuestro, balaceras, pandillerismo, indiferencia e ineficacia de las autoridades, impunidad, abandono, adicciones de los padres…
AsĆ vemos que muchos niƱos son vĆctimas y huyen de estos sĆntomas de descomposición social, los cuales derivan de la enorme, compleja y multifactorial frustración que la sociedad padece, cuyos componentes encuentran raĆces en la falta de alternativas de vida digna, que pasa por lo económico.
A su vez, la mediocridad del progreso económico se nutre de la poca capacidad de innovación que las empresas y las instituciones en general tienen para innovar, lo que tambiĆ©n se conecta con el poco interĆ©s que existe en la investigación en todos sus Ć”mbitos, de lo cientĆfico a lo mercadotĆ©cnico, que a su vez es producto de los precarios niveles de instrucción acadĆ©mica, educativa y de capacitación.
Y lo que finalmente parece una insensatez es que, si la ruta es tan clara, ¿por qué se hace tan poco al respecto, si en realidad la verdadera inversión que se debe hacer para el futuro es la educación, la investigación y la nutrición del pensamiento innovador?
5. El dĆa que la gasolina no serĆ” inn
Mucho se discute hoy en torno a la reforma energética, pues no es un tema menor. Gran parte de los ingresos del Estado y ademÔs, de las actividades humanas, dependen de esto y aunque el tema del petróleo es algo sensible para la vida de toda la gente en la actualidad, estamos a unas décadas para que deje de serlo tanto.
Lo anterior por supuesto que va en función primero de la bĆŗsqueda de fuentes alternativas, renovables y ecológicas de energĆa, que bĆ”sicamente aportarĆ”n electricidad para cualquier cantidad de soluciones tecnológicas, desde la movilidad de los transportes, tanto de trenes como de camiones, los carros como los de las marcas Tesla Motors, BMW y Honda, por mencionar algunos, hasta la para climatización de los edificios.
AsĆ, el viento, el sol, el mar y hasta el mismo movimiento o el calor de las personas irĆ”n incrementando su presencia como las fuentes de energĆa que alimentarĆ”n a las baterĆas y a los transformadores del futuro, de modo que la industria petrolera probablemente se le irĆ” limitando paulatinamente a la fabricación de plĆ”sticos y algunas otras materias primas, porque ademĆ”s es un recurso no renovable.
Por lo tanto, habrÔ que prepararse para un mundo con menos combustibles fósiles para el futuro.
6. El teléfono se convirtió en el control del mundo
De niƱo, todavĆa me tocó levantarme temprano los fines de semana y ser el primero en encender el televisor situado en la sala de la casa. Sólo ahĆ existĆa ese armatoste, a un lado del telĆ©fono, tambiĆ©n Ćŗnico, el cual consistĆa en un disco al que se debĆa dar vueltas para comunicarse.
Durante el inicio de los 80, con la compra de una modernĆsima Sony Trinitrón a control remoto acompaƱada de una videocasetera Beta, la vieja Philips de la sala pasó a la habitación de su servidor con lo que los juegos del lunes por la noche se convirtieron en un ritual personal obligado de todas las semanas.
Casi de manera alterna, las primeras computadoras personales comenzaban a tener presencia en las casas de las familias y en ese momento no se podĆa uno imaginar que ese hecho influirĆa muy pronto en la suscripción del periódico que llegaba a casa, gracias a que esa PC pronto se conectarĆa a internet.
PrĆ”cticamente se puede afirmar que todos esos medios ahora se tienen en las tabletas y en los smartphones, ademĆ”s de la cĆ”mara fotogrĆ”fica, la radio, la consola musical, el buzón de correo, la agenda, el mapa de la ciudad, la guĆa de clasificados, el directorio y por supuesto, el telĆ©fono.
La parte interesante es que todo estĆ” vinculado a una cuenta, con nombre, apellido, gustos… de modo que estamos ademĆ”s a muy poco de que estos dispositivos nos ayuden a conservar la seguridad personal, se anticipen con oportunidad a nuestras necesidades de compra, incluso, que nos ayuden a prevenir enfermedades o a tratarlas, sin necesidad de ir al mĆ©dico.
AsĆ, ahora los telĆ©fonos inteligentes son mas que eso, son el monitor y control de prĆ”cticamente todo lo referente a las vidas humanas, y todavĆa se espera que hagan mĆ”s, como por ejemplo ser el centro de información para programar las funciones del hogar, conducir el carro por las rutas habituales sin meter las manos o siquiera la atención en el camino y hasta elegir por nosotros rutas, restaurantes, espectĆ”culos, horarios para la compra o el ejercicio.
Lo que serĆa interesante de todo esto es intuir la forma en la que esto nos harĆ” vivir mejor como personas y comunidad, con mejores estĆ”ndares en la calidad de vida y de convivencia de todos, mĆ”s cultos, mĆ”s sanos, mĆ”s sensibles, mĆ”s espirituales, mĆ”s conscientes, mejor informados, capacitados y armónicos con nuestra comunidad.