La llamada “nueva normalidad” esta a unas semanas de entrar de lleno por la puerta de muchas empresas y el reto no será nada sencillo.
Si bien para el grueso del sector empresarial, sin importar el tamaño de su negocio, su giro o ubicación, es prioritario comenzar a operar, lo cierto es que este proceso no sería sencillo.
¿Preparados para un nuevo orden?
Las organizaciones deberán de lidiar con muchos aspectos que van desde entender la nueva psicología y postura de los empleados hasta adaptar los lugares de trabajo a las nuevas normas de protección y seguridad, lo cual implicará costos adicionales.
Y es que la pandemia, dejará una huella profunda en el comportamiento de las personas. Cuando menos así lo indica un estudio firmado por Psyma el cual indica que 3 de cada 4 mexicanos dice que el paso del COVID-19 le dejará algún cambio permanente dentro de su vida.
De estos, 30 por ciento tendrá más higiene, 22 por ciento estarán más unidos con sus familias, 17 por ciento cuidará más su salud, 15 por ciento ahorrará más, 12 por ciento tendrá más conciencia sobre las enfermedades, 9 por ciento valorará más la vida, 7 por ciento estará más preparado ante otra contingencia y 7 por ciento cuidará más el planeta.
Esto supone que los espacios de trabajo se reinventarán tanto en forma como en fondo. Por ejemplo, se espera que una vez que el proceso de reapertura comience se reducirá hasta en un 50 por ciento la cantidad de personas que se mantienen en la oficina, con el fin de evitar contagios.
De la misma manera, los cubículos regresarán -cuando menos de manera provisional- para salvaguardar la sana distancia, al tiempo que los espacios comunes se tendrán que ver limitados tanto en cantidad de personas que los tiempos de uso como en su capacidad.
Regresar a la nueva normalidad no será nada sencillo ni tampoco barato, lo que supone un reto mayor cuando consideramos el contexto en el que las organizaciones empresariales recibirán esta “nueva normalidad”.
No más inversiones hasta 2022
El pesimismo reina en el sector empresarial. De hecho, de acuerdo con una reciente encuesta firmada por Vestiga Consultores, 6 de cada 10 empresas espera recuperarse de la crisis económica causada por la pandemia hasta 2022 o incluso después.
A detalle, el 33 por ciento de la unidades empresariales encuestadas indican que podrán hablar de recuperación al cierre del siguiente años, mientras que sólo el 8 por ciento afirma que este momento de estabilidad llegará este 2020.
En términos generales, el escenario propone una caída en las inversiones que, por definición pegará de manera directa y sentida a la cadena de producción de valor.
Mientras que el 31 por ciento de las firmas afirmaron haber cancelado todas sus inversiones, apenas el 4 por ciento afirmó continuar sin cambios.
Más importante es reconocer que el 15 por ciento de las compañías se han visto obligadas a desinvertir y apenas el 5 por ciento habló de inversiones a la alza.
La confianza en la economía está, por tanto, fuertemente lastimada. La mitad de las empresas cree la economía del país recuperará los niveles de crecimiento previos a la irrupción del coronavirus hasta dentro de dos años, con lo que el 40 por ciento de las mismas asegura que retomará sus planes de inversión hasta 2022.
Lo que está en juego no es nada menor. La capacidad para generar y, sobre todo, mantener empleos es lo que está en juego. Sin estos puestos de trabajo no habrá consumidores con la capacidad de reactivar la cadena de valor, aspecto que ahora es la preocupación de muchos mercados alrededor del mundo.