Santiago, Chile.- Puedes ser un genio o un simple aprendiz, pero en algún momento de tu día deberás ponerle atajo a tu ego. Saber que eres bueno en lo que haces, no te da un plus sobre el resto del equipo. La creatividad colectiva suele ser más potente que las ideas individuales y además consigue aglutinar, hacer equipo. Pero como el ser humano tiene ese afán de concentrarse en el foco del “yo-yo” (todos lo hacemos), de vez en cuando es bueno ponerle atajo y descubrir las bondades de ser uno más y trabajar codo a codo con el del lado. Compartimos contigo 5 tips para lidiar con tu ego y mejorar tus relaciones laborales, de paso.

No creas que lo sabes todo, porque no es así. El arrogante piensa que tiene la verdad absoluta, que todo lo sabe y dimensiona su experiencia a niveles impensables.  Llegar a una nueva empresa intentando cambiarlo todo, sólo te traerá enemistades. Baja el perfil y escucha lo que los demás tienen que decir, aunque lo hagas en un puesto alto. Es necesario conocer lo que sucede, antes de tomar una posición de poder.

Jamás pienses que puedes saltarte el trabajo duro. Conseguiste un buen puesto, te nombraron director, pero debes conocer la actividad de todo el departamento. El trabajo duro, de todos los que están por debajo de ti debe ser conocido y experimentado, para poder dirigir con propiedad.

Otros llegaron antes que tú, escúchalos. Puedes tener ideas geniales, pero no significa que funcionen en un ambiente en el que hay años de experiencia realizando actividades, exitosas y no tanto, pero que ya conocen los resultados de ciertas acciones.

No creas que eres mejor que los demás, porque no es así. Los arrogantes se consideran a si mismos gente espectacular, pero si no les resultan los movimientos de su propia experiencia, tienden a culpar a los demás por su falta de visión. No creas que eres mejor que los demás, porque has conseguido un poco de éxito. El éxito puede sólo durar un momento, en el lugar que no es adecuado para el exitoso.

No dejes de responsabilizarte de tus actos.  No hay excusas. Si algo no sale bien, será la responsabilidad del equipo. Si tú lo diriges, comienza a analizar en qué te equivocaste. Escuchar la opinión de los experimentados es una buena idea.