Tal vez la publicidad sea la disciplina que, mediante estrategias retóricas y discursivas, tiene un acercamiento sui géneris al arte.
Por supuesto, se puede comparar a una obra artística con una campaña publicitaria ingeniosa en términos de estética, mas la publicidad tiene otros fines. Actualmente, los creativos han impulsado un tipo de publicidad más ingeniosa que apela al humor y a desarrollar el concepto creativo vía los tropos y figuras de pensamiento lingüístico, rindiendo frutos a través de las emociones con un Storytelling bien llevado, y colocándose cada vez más en panorámicos de grandes avenidas, anuncios en YouTube, campañas en redes sociales o, sencillamente, en televisión.
Por citar un ejemplo, piénsese en la campaña de Audi que realizó este año y en donde en un video se cuenta la historia de un hombre mayor, el cual está a punto de fallecer; no obstante, recuerda los momentos más importantes de su vida. Una serie de imágenes suceden y apelan a la emoción. Justo antes de fallecer, aparece el nuevo Audi RS 5 Coupé para provocar el renacimiento del señor, como si hubiera bebido un brebaje de vuelve a la vida, porque quiere ver al vehículo. Al final de la historia, aparece el copy “Progress is seizing every moment”, dando mucho a entender que no se debe dejar pasar el tiempo y aprovechar lo que se vive. El anuncio fue publicado el 21 de febrero y ha conseguido más de 10 millones de visitas.
Cambiando la manera de hacer publicidad
Cito un ejemplo: al llegar a su casa durante la tarde después de trabajar una jornada de 9 a 7, llega Pablo y lo primero que ve es su buzón infestado de recibos, publicidad de supermercados y pymes, las cuales, sin hacer un estudio de mercado, lanzan a repartidores a dejar en buzones, puertas y cocheras la susodicha mención de sus empresas. Normalmente, este tipo de “venta” se llama de bombardeo a la conciencia del consumidor. Así, pues, cuando él se encuentra en una circunstancia de necesidad, piensa primero en aquello que vio en el folleto o banner. Mismo caso acontece con los e-mail marketing no dirigidos. Las empresas y agencias de publicidad, con una deficiente estrategia de comunicación, sostienen que con este artilugio publicitario un porcentaje de clientes “leads” -es decir, compradores potenciales que serán frecuentes en el futuro- la oferta es buena para ellos. Dicho sea al paso, este marketing publicitario directo no es retórico ni ético, porque acapara el espacio personal y virtual de la persona.
Tampoco se trata de cerrarse a las posibilidades de consumir. En este sentido, observo que hay una problemática del no respeto por parte de las empresas hacia sus consumidores, los cuales, finalmente, terminan siendo consumistas. ¡Eso es lo que desean las grandes cadenas! Comprar sus productos de aparador sin cuestionarnos el valor que ofrecen.
Todo lo contrario. El mensaje siguiente sintetiza perfectamente la manera en que debe ejercerce el oficio y el mensaje publicitario: “La publicidad tiene que ser más amigable, más intuitiva, creativa y disruptiva”.
5 Formas efectivas de hacer publicidad… ¡toma nota!
El humano es un ser que siempre busca la comunicación con el otro y de alguna forma, en ocasiones rústica o más civilizada, logra la efectividad comunicativa en donde el sujeto que habla a través de un mensaje visual, auditivo o mímico llega a su receptor, el cual, al mismo tiempo, es sujeto que responde al mensaje, ya sea en ese momento o posteriormente.
Uno de los preceptores publicitarios que mayor renombre en la historia del Siglo XX tuvo fue David Ogilvy, el cual fundó Ogylvy & Mother, una agencia cuyo renombre se extendió a lo largo y ancho del orbe, teniendo actualmente más de 30 oficinas en el mundo.
¿Qué es lo que este hombre hizo para hacerse un gran publicista? Veamos, pues, lo que nos cuenta, en su libro “Confesiones de un publicitario” a través de sus frases y gestionamiento cuando era joven.
Número 1
En el capítulo I, dice: “En el mundo moderno de los negocios, es inútil ser un creador o un pensador original, a menos que uno pueda también vender lo que su creación forje. No puede esperarse de un director de empresa que reconozca una buena idea, si no se la presenta un buen vendedor” (pág. 41).
Dos aspectos saltan inmediatamente. Primero. Él se postulaba como un creador, un hombre imaginativo que tenía ideas subversivas acerca de cómo mostrar un mensaje (copy) en un anuncio, por citar un ejemplo. Segundo. Fungía como vendedor de sus ideas.
Número 2
Ciertamente, los hombres de negocios se centran en aspectos más concretos y toda empresa necesita de personas creativas que impulsen con una imagen de campaña publicitaria sus productos. La responsabilidad fehaciente del creativo es mostrar al público el contenido de la empresa de una manera agradable, la cual “enganche” al consumidor.
Número 3
Ogilvy escribió: “La publicidad es un negocio de frases” (pág. 39). Lo dicho no es lo mismo que el decir. El puente que une a estos dos postulados es el significado. Por lo tanto, entre la estructura de la frase y la fuerza de su contenido es lo que atrae. Sin duda, éste es el “punch”, la pegada fuerte del publicista.
Número 4
Ogilvy supo encuadrar bien su estrategia (basada en un conocimiento de su tiempo y sociedad). Por esto, mencionaba sin dudar, parafraseo, que la publicidad necesita ser original, no copia de paradigmas culturales pues tiene mucho que ver el contexto y el público a quien se dirige una campaña publicitaria.
Número 5
Las relaciones públicas y privadas son fundamentales. Una persona que se dedica a la publicidad debe ser una persona que persuada y seduzca, pero también que mire más allá, que encienda los elementos de la vida para trasladarlos a la creatividad en una marca. En este sentido, conviene decir que una argucia hábil que le ayudó a tener éxito fue tener correspondencia con 600 personas de la vida de EE.UU. y esta circunstancia le atrajo posibles clientes, los cuales, a la postre, serían cuentas firmes.
Para las personas que deseen empaparse de sus pensamientos y fórmulas publicitarias, baste leer su libro, publicado por Oikos-tau, tr. de Francisco Izquierdo Navarro y cuyo título original es “Confessions of an advertising man”. Sin duda, un gran viaje te espera si te aventuras a la lectura de esta obra.