Santiago, Chile.- Hace ya bastante tiempo, se acuñaron los términos ‘nativo digital’ e ‘inmigrante digital’. El primero hace referencia a quienes nacieron entre la década del ochenta y del noventa, del siglo XX, es decir después del comienzo del inicio de la tecnología digital. El segundo término clasifica a quienes nacimos antes de esa década y hemos tenido la necesidad de involucrarnos en el proceso digital. En base a estos criterios, muchos piensan que un Community Manager debe pertenecer al primer grupo, idealmente. Pero la lógica nos dice otra cosa.
Es más, me atrevo a asegurar que un Community Manager adulto puede ser, probablemente, más eficiente que un joven. ¿Razones? Al menos cinco.
Capacidad de adaptación emocional. Una persona mayor de 40 años, no sólo tiene su vida resuelta, sino que posee una cierta experiencia en múltiples actividades, la que le permite adaptarse emocionalmente con mayor facilidad a nuevos retos. Además, sus capacidades para el aprendizaje se han desarrollado al máximo. Por tanto no existe ansiedad. Lo que necesite aprender, tomará incluso menos tiempo que un joven porque, consciente o inconscientemente, hará uso de ciertas metodologías conocidas previamente, para lograrlo.
Paciencia. Una de las características que resultan fundamentales para un CM es la paciencia. Por lo general, la gente comienza a comportarse en forma civilizada en redes sociales, pero si existe algún ‘troll’ o simplemente un cliente enojado, el desarrollo de esta característica será de mucha utilidad. La gente mayor ha aprendido a tener paciencia, por lo general.
Ritmo. El hecho de utilizar redes sociales en nuestras estrategias de marketing, no significa que todo tenga que ser “a mil”. De hecho, las comunidades respetan los tiempos, porque están conscientes de que el CM no es la empresa, aunque sí la representa. Este ritmo moderado de alguien mayor, junto a una buena dosis de paciencia, permite que el profesional no sólo se tome el tiempo necesario- ni más, ni menos- para responder las inquietudes, sino que lo haga con toda la información que requiere el cliente.
Criterio. Estamos de acuerdo en aquello de que “lo que la vida no da, Salamanca no lo presta”, pero conviniendo que nos referimos a un adulto que ha mostrado cierto criterio en sus trabajos anteriores y cuenta con una serie de herramientas sociales que nos interesan, es altamente probable que haya desarrollado más este aspecto que muchos jóvenes.
Experiencia de vida. Este aspecto es responsable de todos los anteriores, sin duda. Por más que creamos, cuando somos jóvenes, que sabemos todo, no es así. La experiencia de vida es un aspecto que enriquece a una comunidad porque va más allá de lo práctico. Un adulto puede establecer relaciones más cercanas con los clientes, porque su experiencia le indicará la forma de hacerlo con cada uno de los seguidores. Para ello, cambiará el lenguaje, los códigos, las formas y lo que sea necesario y lo hará con menor esfuerzo, porque lleva una vida practicando ese juego del camaleón, pero no por eso será poco honesto. Sólo que se adaptará a los requerimientos del rol, con mayor facilidad.
Lo anterior, no significa que los jóvenes no sirvan para el puesto. De hecho, están en la cúspide de él y por ello resulta importante que reconozcan a quienes pueden aportar sus propias habilidades para potenciar cualquier equipo de Social Media.
Por otra parte, y como dice Liz Ryan, en una columna del Denver Post, “Cuando eres mayor de tal edad, tienes algo que poner sobre la mesa y si debes que fingir que eres más joven para impresionar a una empresa, seguramente no te gustaría trabajar en ella”.
Comparto con ustedes una serie de actitudes intolerables en redes sociales (infografía de Tics y Formación) las que probablemente un Community Manager adulto jamás cometería ;).