Santiago, Chile.- No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Nada más cierto que esta sentencia y corre para las cosas, las relaciones y el trabajo. Podemos quejarnos constantemente por una situación determinada, pero si esa situación deja de estar “ahí”, sin duda la extrañaremos. Asumiendo que te gusta tu trabajo, te invitamos a cuidarlo, evitando cinco errores que pueden ser garrafales.
Creer que eres el Superman o la Superwoman en tu área. No importa cuánto tiempo lleves en una empresa, ni cuán educado seas, no lo sabes todo. Las compañías están formadas por gente y sistemas que varían a diario. Presentar tu verdad como la única real, ya sea por tu experiencia o por tus habilidades académicas, puede molestar a más de alguien y si ese alguien es tu jefe, ya imaginarás qué puede suceder.
Creer que puedes ser el o la que cambie todo. Convengamos que ninguna empresa es perfecta y que muchas se aferran a “lo que se ha hecho siempre”. Tener la capacidad de aportar, sin violentar al sistema es difícil, pero fundamental, para no pasar a llevar a nadie. Todos los cambios son paulatinos y requieren aunar voluntades. Si vives molesto por la “falta de visión” de la empresa o de la dirección de la misma, comenzarás una lucha en la que siempre saldrás perdiendo.
Hablar mal de tus compañeros o de tus jefes. En momentos de dificultad, es fácil caer en la tentación de criticar a los demás. Hacerlo, no sólo te hace perder un tiempo precioso que podrías utilizar demostrando lo que puedes lograr, sino que generas un ambiente hostil que en cualquier instante se volverá contra ti. Nadie confía en quien siembra “cizaña” e incluso los más ingenuos, tarde o temprano, se darán cuenta de que tus intenciones no son buenas.
Enfrentarte constantemente a la jefatura. Te guste o no, el que está sobre ti lo está por algo. Y sea la razón que sea, lo sitúa en un escalón más alto que el tuyo. Intentar doblarle la mano constantemente no hará otra cosa que ensuciar tu imagen frente a él o ella y a la compañía.
“Lavar trapos sucios en público”. Al igual que la familia, la empresa en la que trabajas debe ser objeto de tu lealtad. Los problemas dentro de ella, deben quedar ahí. Ventilarlos con otras personas o empresas asociadas sólo conseguirá hacerle daño a tu propia imagen. La lealtad es una cualidad invaluable para cualquier empleador.
Ahora, si no estás conforme con tu trabajo y al hacer un análisis de pro y contra, ganan estos últimos, es preferible que te marches de una vez en busca de nuevos objetivos.