México, D.F.-. Apelar a los sentimientos, emociones y reacciones más íntimas de las audiencias es una de las formas más efectivas para conectar con el consumidor final.
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Es por eso que la publicidad se vale de diversos recursos que intentan que cada mensaje haga alusión a alguno de los deseos más profundos de las personas, con la intención de crear empatía entre aquello que se quiere transmitir con el imaginario de cada target.
En este juego, el tópicos relacionados con la sexualidad tiene un papel protagónico con lo que -en formas tanto implícitas como en extremo explícitas- son recursos que marcas y agencias utilizan para conseguir llamar la atención de un consumidor cada vez más disperso e inmerso en un mundo lleno de información.
No obstante hacer referencia a este tipo de situaciones puede ser un arma de dos filos cuando su uso no encuentra sustento en la esencia, personalidad y objetivo de comunicación final de la marca.
Pero, ¿en qué momento se puede perder de vista esa pequeña línea que justifica la alusión al sexo en la publicidad?
A continuación compartimos cinco ejemplos que nos invitan a reflexionar sobre los limites que el discurso sexual debería tener en la publicidad. ¿Tú qué opinas?