Hace no muchos años hacer carrera en una empresa era el sueño de muchos graduados universitarios. Tener un empleo que garantizara una estabilidad no solo económica sino también profesional era parte de lo que se esperaba una vez que eligiéramos en qué empresa trabajaríamos.
Hoy en día llama la atención el nivel de rotación que tienen las empresas en sus puestos de trabajo. La gente permanece cada vez menos años en la empresa y por consecuencia su nivel de lealtad y compromiso es menor.
Desafortunadamente no son solo las empresas las que se ven afectadas por este hecho sino también los profesionistas, quienes al tomar la decisión de forma precipitada, podrían afectar su carrera profesional.
Por lo tanto valdría la pena cuestionarse las siguientes preguntas previo a tomar la decisión de aceptar una propuesta laboral:
- ¿Cuál fue la primera impresión que te causó la empresa, las instalaciones y su personal? Como bien dicen la primera impresión nunca se olvida. Si de entrada pudiste percibir en el ambiente algo que te hace ruido internamente presta atención a esas señales. ¿Estás preparado para trabajar en un ambiente en el que de primera instancia no te sentiste cómodo?
- ¿Cómo fluyó la comunicación con tu futuro jefe? Esta pregunta es crucial para tomar una buena decisión. Tu jefe es la persona a la que tendrás que mostrar resultados y quien valorará tu trabajo y capacidades. ¿Sentiste que puedes tener una buena relación con él? En términos coloquiales ¿Hubo buena química entre ustedes? ¿Crees que es una persona a la cual puedes admirar, respetar y de quién podrías aprender? Si de entrada la respuesta es no a la mayoría de estas preguntas, piénsalo muy bien antes de aceptar la propuesta de trabajo.
- ¿Cuáles son tus prioridades en este momento? Dependiendo el momento en el que nos encontremos en nuestra vida, nos es más atractiva una propuesta laboral que otra. Quizá en este momento te planteas aprender y hacer Curriculum, quizá te veas atraído por el la jerarquía y las responsabilidades del puesto, o quizá es una solución temporal a tu situación económica y/o laboral. Cualquiera que sea el caso, toma la elección acorde con tus prioridades. ¿Qué cosas tendrás que sacrificar y qué ganarás a cambio? Por ejemplo: Quizá el puesto implique viajar muchísimo y eso es atractivo para ti sin embargo eso implicará estar menos con tu familia, o a lo mejor el sueldo es excelente pero el trayecto para llegar a la oficina es largo. Pon las cosas en la balanza y decide haciéndote responsable de las consecuencias. Es decir, asume que la elección que harás debe ser acorde a lo que quieras, necesites o desees y de esta forma evitarás lamentarte de tu elección al mes de haberla tomado.
- ¿La filosofía de la empresa es acorde a tus valores? Estás convencido que lo que hace y/o vende la empresa es algo que te convence, te gusta y va acorde con tu estilo de vida y valores. ¿Podrás hablar de la empresa con entusiasmo y pasión? ¿Te levantarás todas las mañanas convencido de que lo que estás haciendo está aportando algo positivo no sólo a tu vida si no a la vida de los demás? Definitivamente no podrás sentirte cómodo representando una empresa que no va a la par con tus principios.
- ¿Te sentirás orgulloso de tu decisión? Quizá ésta es la pregunta más importante. Piénsalo bien. ¿Es un trabajo del cuál podrás sentirte orgulloso? ¿Tendrás siempre la cara en alto al hablar de tu puesto de trabajo y de tu empresa? Si el trabajo te va a permitir no sólo crecer sino comprometerte a dar lo mejor de ti, estarás tomando una buena decisión.
Steve Jobs decía: “La única manera de hacer un trabajo genial es amar lo que haces” yo digo que todo trabajo es digno, siempre y cuando estés convencido que podrás desempeñarlo con entrega, entusiasmo, motivación y dedicación.
Besos azules