De la mano de los smartphones y la mensajería instantánea se ha creado una nueva forma de comunicación humana y con ella la necesidad de tener una serie de reglas no escritas para su uso. En la unión americana el “whatsapp etiquette” cada vez toma mayor trascendencia en la vida laboral. Las comunicaciones personales cambiaron de manera irreversible con la llegada de los mensajes de texto. El desarrollo de esta tecnología se atribuye a Friedhelm Hillebrand un trabajador de Deutsch Telekom a mediados de los años ochenta. En 1994 la red de telefonía Radiolinja ofreció el servicio de manera comercial por primera vez. 15 años después dos ex empleados de Yahoo! –Brian Acton y Jan Koum– lanzan WhatsApp, la empresa de 55 empleados terminó por vender a Facebook por 19 mil millones de dólares en 2014.
El sistema de conversación en línea cambió la forma en que dos personas se comunican y alteró de manera inmediata las relaciones interpersonales. Este fenómeno que comenzó en la esfera de consumo masivo se trasladó rápidamente al mundo empresarial. Los grupos en esta plataforma probaron ser una herramienta muy eficiente para coordinar objetivos de trabajo y con ello nació una nueva forma de dar seguimiento a jefes, colegas y empleados.
En la locura de los tiempos modernos los límites se han borrado y los espacios personales han cedido lentamente ante la presión laboral. El concepto de libertad de horas de llegada y filosofías de trabajo abierto han tenido un efecto secundario negativo en la vida de las personas. En 1950 un ejecutivo cargaba un portafolio de trabajo a su hogar y un número limitado de tareas, ahora los objetivos, asignaturas y responsabilidades acompañan a los profesionistas de manera constante.
En este entorno se hace evidente la necesidad de establecer límites; sin embargo, en marketing el trabajo de atención al consumidor es constante. No sólo la mercadotecnia carece de horarios definidos, áreas de misión crítica como Business Intelligence, Retail y Soporte Técnico por mencionar algunos operan las 24 horas de los 365 días del año.
Con esta realidad han nacido prácticas nocivas a la motivación en todos los niveles pero son los jefes los que más increpan, aquí nuestra lista de las peores formas de presionar a tu equipo por medio de WhatsApp.
1. Mandar mensajes entre las 8:10 y 9:00 de la mañana
Los mensajes que se envían en trayecto a la oficina tienen un efecto de olla de presión. Si estas en el auto seguramente pondrás en riesgo tu vida al contestar, si vas a pie o en transporte público sucede un efecto similar. Además es muy posible que no exista mucho que hacer en ese momento y sólo se crea un efecto de presión innecesaria, estrés por el simple hecho de recibir el mensaje. La molestia con el jefe será inmediata y desatención en el problema mayor.
2. Fines de semana
WhatsApp es un gran medio para conseguir respuestas inmediatas, con este fin es posible coordinar a un grupo de personas en el sentido correcto; sin embargo, rara vez se necesita saber al momento un tema. El fin de semana es un espacio que debería respetarse al máximo, si algo urge es totalmente válido mandar un mensaje, de lo contrario es mejor esperar. Presionar en un espacio personal tiene un efecto de erosión en la imagen de la empresa –y el líder– frente a la familia. Es indispensable recordar que el soporte familiar de una persona determina su éxito dentro de la empresa, es importante cuidar esta relación.
3. Chats en grupo
Los grupos de mensajes son extremadamente útiles, ayudan a que muchas personas se enteren de un tema y lograr consenso en decisiones difíciles. Sin embargo, la mayoría de los grupos se vuelven una lista interminable de mini comentarios que aportan poco valor y sólo distraen la atención del equipo. Una vez que el fin de un grupo se cumpla es el líder o jefe quien debe cerrar o salir del grupo.
4. 11 de la noche o más tarde
El peor tipo de mensaje es el que despierta al equipo. Un ser humano saludable come bien, hace ejercicio y duerme las horas necesarias. Si hay una emergencia de tal magnitud que requiera buscar a un colega, subordinado o jefe, es mejor hacer la llamada y explicar que sucede. No hay nada más molesto que un colega que dice “te lo mandé, pero no tenías que leerlo a esa hora”
5. Chistes y changuitos
Un canal de comunicación de la compañía en el que se espera que exista un nivel de compromiso y seriedad no puede ser atropellado con chistes, memes y emoticons. El objetivo de comunicarse con una persona de trabajo es que los mensajes sean vinculantes, es decir, que tengan un nivel de compromiso y acción. Si pervertimos el espacio y confundimos al interlocutor es predecible que no de importancia a mensajes futuros. No hay nada menos profesional que recibir seis líneas de changos, manos y caritas felices.
Hay espacios para todo y confundir los canales genera fricciones futuras en el equipo. Cada persona tiene un rol, lo mismo sucede con los medios de comunicación, cada avenida cumple un fin y depende su su contexto. ¿Cuáles son tus peores experiencias laborales con WhatsApp?