3. No ser consistente en las cifras
Lo ideal es que pongas la debida atención a las cifras de mercado, a las proyecciones de ventas y otros datos sobre los consumidores. Ten un proceso riguroso de investigación y plantéate el escenario económico más realista posible. Al momento de hablar de los objetivos a futuro, los regresos de las inversiones, las ganancias y pérdidas, no te vayas por los cielos, ni seas exageradamente optimista. No es lo mismo mantenerse realista que perder las esperanzas a que el negocio funcione, pero precisamente en orden de que lo haga, debes ser claro en las cifras.
4. Concentrarse demasiado en los productos y olvidar el plan de mercado
El producto es importante, pero no gastes todas las energías en hacer notar sus virtudes y beneficios al punto de terminar dejando de lado el destino final de los mismos: el cliente. Dale su espacio a tu plan de mercadotecnia y cómo piensas acercarte a los consumidores, dónde los encuentras y cómo te introducirás en el mercado. No dejes fuera aspectos importantes por concentrarte exclusivamente en otros.
5. No darle tu toque personal
Al fin y al cabo, es lo que te hará destacar. No imprimirle personalidad al plan de negocio es un error, porque son las cosas que te hacen distinto (y a tu empresa) las que importan. Debes tener la confianza suficiente en ti mismo como para saber en qué momentos puedes ponerte creativo. No le quites solemnidad ni seriedad al plan, especialmente si sí vas a presentarlo a inversionistas, pero no tengas miedo de darle un toque distinto para resaltar de entre los demás.