El cerebro es uno de los órganos más importantes para el ser humano. Es vital.
Aunque su funcionamiento es sorprendente para los científicos y aún un enigma para los expertos en neuromarketing, algo en lo que coinciden es que es complejo y perfecto pero al mismo tiempo depende del ser humano que lo posee llevarlo a su máxima capacidad.
El cerebro aprende y reproduce las prácticas vitales para el ser humano, pero no hará mucho mayor esfuerzo por aprender más que eso, para ello se necesita iniciativa y constancia.
Entender esto es el primer paso para el éxito pues todo directivo comprende entonces que debe trabajarlo para poder generar mejores soluciones y procesos en las industrias, compañías y demás aspectos de su vida.
El segundo paso es aprender a aprender, pues no es fácil, la humanidad siempre se ha enfrentado a aprender, desde pequeños dependiendo de los padres, hasta ir a un sitio llamado escuela a aprender innumerables temas. Si aprender fuera fácil no habría tantos reprobados.
El tercer paso es querer aprender y estar dispuesto a hacer un esfuerzo. Aprender es asimilar las experiencias y aplicar un cambio positivo, a partir de eso, en la vida.
Un cuarto paso radica en aplicar lo aprendido. Si comprender es difícil y aprender es un enorme logro, aplicarlo en la vida cotidiana es un reto por demás difícil, pero necesario.
Quienes no logran llevar la teoría a la práctica se quedan como uno más en las filas de miles de profesionales que conforman un ejército de gente promedio.
En tanto que si se logran uno a uno los pasos mencionados, el liderazgo y éxito llegan como resultado.
Recordamos que aunque es un porcentaje menor, una parte de la población económicamente activa, se enfrenta la falta de los conocimientos específicos requeridos para un puesto como un gran obstáculo para conseguir el empleo, específicamente el 16 por ciento.