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Algo que sigue llamando mi atención, es que conocidos o personas que asisten a mis conferencias, me platican, con frecuencia (y con algo de frustración), que solamente logran un porcentaje bajo de los propósitos que se plantean. La explicaciones son diversas y van desde que priorizan más unas cosas que otras, hasta que simplemente no saben cómo plantear y abordar un cambio en particular.
Al final, no importa que tan auténtica sea una intención. Si no se sabe plantear e inducir el cambio deseado, el resultado probablemente será diferente al esperado. Es por eso, que considero útil compartir algunos puntos que personalmente me funcionan y que considero fundamentales a la hora de plantear un nuevo reto:
CONTACTA CON LO QUE REALMENTE QUIERES
Es cierto que para ir a algún lugar, lo más importante es saber a dónde quieres llegar. Sin embargo, es más importante estar seguro si realmente quieres llegar a “ese lugar”. Te dejo unas preguntas: ¿Realmente sabes lo que quieres? ¿Por qué te propones lo que te propones? ¿Cuál es la causa?
Para evaluar lo que queremos en nuestra vida, hay que ir más allá de la rutina de los “propósitos de año nuevo”, hay que hacer introspección, un análisis profundo. Al hacer esto, es probable que encuentres que uno o varios de los propósitos que te planteas, sea la idea o el concepto de alguien más y que la adoptaste como propia. Si este es el caso, es muy probable que inconscientemente deseches el propósito porque no es algo que realmente “resuena” con tus “verdaderos intereses” o con tu esencia.
Así pues es muy importante no irse directo a los clichés (dinero, peso, éxito, status, social, etc.) sin razonarlo. Recuerda que entre menos significado profundo (intención) tenga un propósito, más fácil será perder el foco del mismo y fracasar en su consecución.
OPTIMIZA TUS RECURSOS
Para lograr cambios siempre requerirás del correcto uso “dos materias primas”:
1) Tu energía
2) Tu tiempo. Energía la traduzco como la fuerza con la que realizas las cosas que quieres hacer, mientras que el tiempo, es la cantidad de momentos/atención que le puedes dedicar a cada cosa y hay que dividirlo entre todas las actividades profesionales, personales, familiares y sociales que tienes.
Es súper importante que conozcas tu propio “Ancho de Banda”. Si quieres abarcar demasiado y tu Ancho de Banda es “insuficiente”, fragmentarás tu energía/tiempo entre demasiadas cosas y al final terminarás mermado el arranque de las de mayor importancia y soltando las que consideres “menos relevantes” para tu “supervivencia”.
Cada propósito debe tener una intención clara y debe considerar la energía/tiempo que emplearás en su consecución. Recuerda que entre mayor sea el impacto en tu vida de un propósito, más resistencia se generará con el cambio y más energía requerirás para sostenerlo y lograrlo. Es por eso que considero mejor hacer cambios más pequeños y duraderos que cambios radicales, ya que son mucho más fáciles de monitorear y mantener.
ADOPTA EL PROCESO
La principal trampa de un propósito es que, al hacerlo propósito, lo estás definiendo inconscientemente como algo ajeno a ti. Analiza bien este concepto y te darás cuenta a que me refiero.
En la medida en la que planteamos un propósito como algo que no tenemos y/o que queremos lograr, automáticamente estamos mandando a nuestro subconsciente el mensaje de que es algo que nos “falta”, que no tenemos y este (nuestro subconsciente), trabajará automáticamente para sostener ese concepto con el que nos definimos.
El principal ingrediente para lograr un cambio/propósito es la perspectiva desde la que lo abordamos. 0Es decir, definirnos a nosotros mismos de tal manera que el resultado natural sea (como consecuencia) el propósito que nos estamos haciendo. Por ejemplo, el propósito no sería “bajar de peso”, sino autodefinirnos con un estilo de vida saludable, manteniendo nuestro a cuerpo y mente con ejercicio, descanso y alimentación saludable. El peso lo conseguiremos como consecuencia de lo anterior. Lo mismo pasa con el dinero, el trabajo, las relaciones interpersonales.
ADECÚA LA FORMA
En realidad si hay algunos puntos importantes a considerar a la hora de hacer un propósito para subir el nivel de efectividad para de conseguirlo. Hay que cuidar mucho el no meterse el pie antes de comenzar.
Para formular un propósito efectivo hay mantener el enfoque adecuado. Es decir, cuidar “desde dónde te paras” para conseguir lo que quieres. Para esto, hay que conceptualizar (en tiempo presente) los beneficios o resultados que esperamos, pero como atributos que ya tenemos y que están en desarrollo. Integrar y trabajar un atributo/beneficio es mucho más efectivo que corregir una carencia/problema.
También es muy importante considerar que para formular tu propósito de manera efectiva es conveniente hacerlo siempre en tiempo presente, que sea personal y de manera positiva.
SOSTÉN EL CAMBIO
No importa que tan profundo quieras el cambio. Todo se puede. El único tema que considero importante mencionar es la capacidad de trabajar la perseverancia y la paciencia. Es muy cierto que vivimos en una cultura en la que estamos acostumbrados a obtener todo rápido y queremos todo de inmediato. Los cambios importantes siempre van a requerir su correspondiente tiempo y energía. Los cambios importantes son definitivamente una carrera de resistencia. Lo importante es que lo que vayamos definiendo y consiguiendo, lo sostengamos. Por esto es por lo que es mucho más efectivo hacer pequeños cambios escalonados, certeros, que podamos sostener, que sumándolos podamos obtener un cambio más significativo y profundo.
Te invito a que HUYAS de la rutina de pensar en las cosas que no tienes y que quieres, de los famosos 12 propósitos con las uvas y de hacer las cosas en automático. Es mejor hacer menos propósitos, pero llenos de intención y significado. Espero que te sea de utilidad esta columna. Sígueme en Twitter en @carlosluer y siéntete en libertad de compartir aquí tus comentarios. Nos seguimos leyendo por aquí.