Santiago, Chile.- En países como el nuestro, el trabajo bien hecho pareciera estar asociado con la cantidad de horas que pasamos en la agencia, la oficina o dónde sea que desarrollemos nuestra labor. Ser trabajólicos nos da estatus. Frases como “llevo dos días trabajando más de doce horas” las decimos con orgullo, esperando que o nos aplaudan o viralicen nuestra declaración como prueba de competencia y responsabilidad. Si estuviéramos en una nación del primer mundo, lo más seguro es que no sería bien mirado el no ser capaces de hacer el trabajo en el tiempo que corresponde. Bueno, así las cosas, el trabajo se come nuestra vida personal y qué podemos hacer…
Más entradas relacionadas:
La búsqueda del reconocimiento te obliga a tener un mejor trabajo…
5 preguntas que debes hacer en una entrevista de trabajo
4 cosas que te impiden vivir feliz
Respeta los horarios. Llegar algunos minutos tarde (aunque seas el jefe) pone en acción una serie de mecanismos de culpa, que generan que, por consecuencia, alargues tu horario “para compensar”, cosa que es una utopía. Todos los días la maquinaria sigue girando. Para compensar, tendrías que dormir en tu oficina.
Has un listado. Hacer un listado de cosas que debes hacer durante el día (y mirarlo, por supuesto) ayuda a priorizar y cerrar ciclos. Si no se alcanza a terminar el listado en la jornada, simplemente pásalo para el día siguiente. Nadie soluciona nada después de las siete de la tarde. No somos dioses y si no hay vida personal, no hay energía.
No te lo tomes personal. Ser responsable es una cosa, tomar cada desafío de la empresa como algo personal puede llegar a enfermarte. Ya sea que eres el dueño, el presidente, un mando medio o sólo un trabajador, el trabajo no es tu vida, es la forma que tienes para vivir mejor y no hay que perder de vista ese punto.
Date permiso para compartir. Las mejores ideas surgen de las conversaciones informales. Cuando vayas por el break, date permiso para compartir con gente de todos tipos. La creatividad se nutre de esos encuentros (el alma también)
Prefiere a los amigos, para salir. Pasamos todos los días con nuestros compañeros de trabajo, por lo que no es raro establecer relaciones afectivas con ellos. Sin embargo, a la hora de salir por un café o un trago, es preferible elegir a los amigos de siempre. De esa forma podrás desconectarte realmente de los temas de la oficina y no caer en la tentación de seguir hablando de trabajo con tus compañeros. Hace bien cambiar de caras de vez en cuando.
PD: Hay que tener cuidado de convertirse en trabajólico, que no es lo mismo que eficiente. Si te interesa el tema en términos psicológicos, aquí encontrarás el texto “Cuando el trabajo toma control: la Psicología y efectos de la Adicción al Trabajo” de Pernille Rasmunssen (en inglés).