Por Alvaro Rattinger
email [email protected]
twitter @varu28

Construir un negocio es un acto de valor, con frecuencia reaccionas al entorno con la esperanza de salir adelante. Por esa razón considero que los empresarios en América Latina son guerreros por definición, la economía y estabilidad política de los países es un juego de ruleta. Es común que un empresario tenga problemas variados desde navegar la compleja estructura burocrática, comprender trámites administrativos hasta encontrar el secreto del manejo de personal. No es necesario ser una empresa grande, eres un empresario desde el primer minuto que decides iniciar tu propio negocio. Una persona que sea capaz de emplearse a sí misma y a otra persona más ya logró cambiar su sociedad. Es una responsabilidad tremenda.

Rara vez se dedica tiempo a los peligros inherentes de la actividad empresarial. En el acto de administración de un negocio pequeño o grande se peca de soberbio y con el tiempo se estima que sólo hay una forma de hacer las cosas. El empresario es susceptible de muchos engaños de percepción además de un consumidor que cambia todos los días.

No hay fórmulas exactas para resolver el problema, lo único que nos queda es comprender las acciones que podrían causar nuestro fracaso.

No tienes métricas o no sabes cuáles afectan tu negocio

Lo primero que aprendes en marketing es —lo que no se mide no se mejora—. Una métrica es una medida de desempeño y todos los negocios la tienen, si eres un panadería, por ejemplo, es el número de piezas de pan que vendes en un día. Las ventas son la primer métrica importante de una organización comercial, pero no es la única ni la más importante. La mayoría de las métricas tienen el objetivo de incrementar las ventas que son el objetivo máximo y a través de métricas más pequeñas es posible crecer todo negocio. Pensemos en la Panadería, es más importante entender cuántas personas entrar a la tienda y cuál es su compra promedio. Es decir, es más fácil incidir en el tráfico de la tienda que subir las ventas a gritos. Otras métricas útiles son: menciones en internet por día, número de productos desplazados por hora, tiempo promedio en la tienda y número de llamadas por día.

Mal trato al personal o poca atención al detalle

“El principal activo de una empresa es su gente”; todos lo hemos escuchado. En lo personal no me gustan las máximas, el mundo es demasiado complejo para simplificarlo en una oración. Si en verdad se comprendiera que el personal es tan importante las condiciones laborales serían mucho mejores en el continente. Es mejor demostrar con hechos. El espacio de trabajo es indispensable, invierte en tus oficinas o en tu tienda. No se trata de grandes gastos, tener el lugar limpio hará una diferencia en la motivación. Es buena idea tratar bien a tu equipo son la sangre de tu organización. No importa si se trata de una persona o mil, si haces prioridad al personal la empresa crecerá. Evitemos caer en la versión “hollywoodense” del jefe, uno que grita e impone, eso murió en 1980.

No seas tibio y permisivo

Poner objetivos a tu personal es clave, comunica las expectativas a tu equipo desde el primer día de trabajo y de ser posible refuerza de manera constante. En una época de jóvenes que fueron educados en sistemas de motivación positiva constante es de esperarse que en la oficina esperen toparse con la paciencia de su mamá. No hay culpables, es la realidad del sistema de educación familiar moderno. Es nuestro trabajo comunicar lo que se espera y los límites mínimos y máximos. Uno de los mejores consejos que me han dado en la vida es —contrata lento y despide rápido—. Parecería que implica que debes despedir en un segundo pero el mensaje es mucho más profundo, si dedicas el tiempo a encontrar las personas correctas y estableces un contrato social claro y justo jamás tendrás que despedir. En menos palabras: reglas claras, relaciones largas.

Imagen descuidada y sin estrategia

El consumidor actual está en búsqueda de experiencias, si deseas sobresalir, debes cumplir con esta misión. Si tienes una tienda invierte hoy mismo en dar una mano fresca de pintura, cambia los cuadros y contrata a un diseñador de interiores. No olvides la emoción con la que iniciaste tu negocio, ese aire fresco hará toda la diferencia. Por ejemplo, este fin de semana visité una heladería Neve Gelato en la Colonia Condesa en la Ciudad de México, tenía un tiempo sin visitar una de sus tiendas pero siempre tuve una buena opinión de su producto. Mi sorpresa fue encontrar un establecimiento con un refrigerador descompuesto, sillones rotos y un baño que requería de valor para entrar. Por lo que se puede apreciar hubo inversión en su lanzamiento, pero eso sucedió hace muchos años. Debemos reconocer como empresarios que las cosas se desgastan y es necesario actualizar. No dejemos que llegue al extremo de ser mobiliario inservible.

Ser el hombre orquesta

No importa si eres el único integrante de la empresa o si cuentas con un personal que suma los miles. No debes hacer todo de manera personal, contrata asesores y consultores. En más de una ocasión me han dicho que un mercadólogo es imposible de pagar para una pequeña empresa. Me parece totalmente falso, los profesionales cobran por el tiempo dedicado a cada marca. Si eres congruente en lo que pides y el nivel de atención que puedes pagar encontrarás que puedes acceder a firmas de primer nivel en casi cada categoría por poco dinero. Si Soriana decide poner una tienda seguramente gastará mucho más dinero que un Oxxo, todo es cuestión de proporciones. En mi experiencia la mejor estrategia es ser honesto, acércate con el mejor del ramo y pide una cotización, si está fuera de tu rango, sólo tienes que decirlo.