Por Alvaro Rattinger
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Una de las razones por las que disfruto mi carrera es por que es mucho más que mercadotecnia, nuestra industria es una que interactúa con muchas otras. Es un tema de esfuerzo, trabajo y dedicación constante. Hoy puedes hablar con un editor, mañana con un fabricante de cintas adhesivas y un par de días después con una aerolínea. No hay duda, al igual que los abogados corporativos, en marketing nos topamos con tantas experiencias como nos de tiempo. Bajo ese paraguas me ha tocado ver de todo en el ámbito laboral, les confieso que si les compartiera la mitad de las historias que he visto se sorprenderían.
¿Esfuerzo, trabajo y dedicación?
Me parece que en América Latina somos muy dados a suavizar nuestras opiniones en el terreno laboral, es justo decir que este fenómeno es especialmente grave en México. Esto hace que las evaluaciones laborales sean muy complejas, es raro que los que trabajamos seamos realmente honestos sobre nuestro desempeño. En el terreno profesional hay muchos problemas graves, entre ellos la falta de sentido común en la toma de decisiones; sin embargo, poco se dice sobre la inexistente autocrítica. Es raro ver un proceso transparente de auto evaluación, estamos más preocupados por lo que nos ofende e incomoda en vez de entender lo que nos fortalece.
Después de un tiempo considerable en mi empleo he llegado a 4 indicadores que me ayudan a detectar cuando tengo que pisar el acelerador.
1. Tardas más de 1 día en contestar un comunicado
En la época del email, whatsapp, twitter, Facebook y linkedin un profesionista promedio acumula un centenar de mensajes al día. No hay duda, la competencia por nuestra atención es un reto diario. Todos tenemos uno o dos mensajes atorados en nuestro inbox que simplemente no atendemos, no seré yo el que tira la primera piedra. Sin embargo, si este fenómeno es consistente es posible que exista un problema subyacente mayor, es decir, no se asigna tiempo a la tarea de responder o hay una deficiencia en el establecimiento de prioridades. No es racional tratar de ganar la batalla contra el email, no hay tal cosa como “inbox 0” todos los días, pero caray, por lo menos tratemos de tener un “inbox 10”.
2. Llegas constantemente tarde a tu empleo o sales después de tu horario de salida de manera consistente
Siempre he pensado que la ley se rompe primero por las cosas pequeñas y después por las grandes. Si comenzamos por violar una señal de tránsito tarde o temprano haremos cosas mayores. Nuestro compromiso con las reglas debería ser binario, las cumplimos o no las cumplimos. Dicho eso –nadie llega consistentemente temprano a su trabajo– todos tenemos días buenos, malos y otros más donde las cosas se atraviesan y salen de control. Es natural tener un porcentaje de error pero si es un tema constante es posible que estemos muy cansados o que exista un problema escondido que no hemos considerado. Lo mismo sucede con el horario de salida, es indispensable no mezclar la vida personal con la laboral, los horarios deben respetarse en los dos extremos. Es imposible ser creativo si lo único que se ve a la salida del trabajo son luces de automóviles.
Siempre he dicho que la estabilidad emocional es igual a éxito profesional. Una constante entre los más afortunados en el ámbito profesional es el entorno personal estable. Trata de mantener un balance sano entre tus amigos, familia, alimentación, deporte y espacio personal. Parece imposible pero hay tiempo para todo si sabes dar prioridades.
3. Un gerundio a toda pregunta
Me encanta tener una conversación con alguien que contesta a todo con un gerundio, lo “estamos haciendo”, ya lo “estamos acabando” o mi favorito “se está vendiendo” –se vende o no– no hay medias tintas. Es una deformación del lenguaje y denota falta de claridad en el estado de un proyecto. A todos nos pasa, en lo particular trato de corregir si me “cacho” en el error.
No es la palabra la que me preocupa, es la falta de entendimiento real de mi entorno y las tareas que tengo pendientes en lo personal o con el equipo. Cuando nos llega el agua al cuello comenzamos un proceso – casi de reflejo – por crear explicaciones o postergaciones para tapar el hoyo. Es común encontrar situaciones en las que nuestro discurso esta tan inverosímil que nadie en su sano juicio lo podría creer. Se nos olvida que nuestro interlocutor seguramente está bajo menos presión y que memoriza lo que estamos diciendo, si no hace sentido la reputación quedará manchada. Resulta más práctico decir, “por ahora no tengo respuesta, pero en xxx horas/días te busco con la información”.
4. No has aprendido nada nuevo en los últimos 3 meses
Esta semana comí con un buen amigo de muchos años y el centro de la conversación era que nuestra carrera y funciones diarias no se parecen nada a lo que hacíamos hace un año. En un mundo tan veloz es indispensable reinventarse cada 3 meses, suena a una exageración pero si no me creen vean el nivel de exigencia que recibe Apple cada vez que lanza un producto. Es increíble ver consumidores que compran el producto sólo para ver si se rompe. El mundo exige variaciones y mejoras constantes, si no lo quieres admitir me parece que tienes un problema.
La exigencia personal de mejora constante debería ser algo común; sin embargo, caemos en complacencias casi a diario. Un ejercicio útil es leer, parece algo tonto pero ese simple ejercicio amplía nuestro vocabulario. Uno de mis trucos es ponerme en situaciones de alta exigencia con personas demandantes en su conversación, trata de rodearte de personas más leídas, viajadas, más cultas que tu, pero no sin antes hacer un esfuerzo real por seguirles la pista. Bien lo dice Malcom Gladwell en su libro The Outliers, rodearse de un entorno capaz es clave para el éxito.