México.- Muchos pequeños y medianos negocios cuentan con una base de clientes que tiene preferencia por sus productos o servicios, pero no prestar la atención correcta a los gustos y preferencias de los consumidores podría ser fatal para cualquier empresa. Te decimos cuatro percepciones erróneas que podrías tener al respecto de tus clientes.

Más notas relacionadas:
El hambre, mala consejera de los consumidores
Lo cotidiano vincula a una marca con los consumidores
Samsung o Apple: ¿quién gana en preferencias de consumidores de smartwatches?

1. Estás seguro de su fidelidad
Un grave error que puede cometer una marca o un negocio es que tiene seguros a los clientes, pero las preferencias de estos pueden cambiar de acuerdo con lo que ofrezca la competencia, los cambios en el mercado y los avances tecnológicos y socioculturales. No hay que confiar en la lealtad del consumidor y siempre escuchar lo que opina sobre los productos y otros temas.

2. Crees que conoces bien sus gustos
Los consumidores tienen perfiles distintos que de acuerdo a sus gustos, preferencias y hábitos se pueden organizar en segmentos pero eso no significa que conoces exactamente los gustos de tu cliente, especialmente si tu negocio es pequeño y mediano y no tienes presupuesto para invertir en estudios de mercado. Nunca debes dar por hecho que conoces totalmente a tus clientes.

3. Supones que no necesitan información
Vivimos en una época en la que cada vez más consumidores quieren informarse sobre lo que consumen. Buscan información en internet y ponen atención a lo que sus amigos comparten en redes sociales. En lo que se refiere a tu marca o productos, debes ofrecer respuestas a todas las dudas que los clientes puedan tener y responder las que hagan a través de redes sociales.

4. Estás convencido de que vendrán otros
Otro error común de muchos negocios, de cualquier tamaño, especielmente cuanto tienen una rotación considerable de clientes, es creer que siempre habrá nuevos consumidores interesados. Igual que en otras situaciones, la equivocación se basa en suponer que las personas y los contextos no son cambiantes. De un momento a otro un factor externo podría provocar que dejes de recibir nuevos compradores.