Las siguientes conductas pueden lograr que, todo el tiempo, esfuerzo y buen trabajo llevado a cabo bajo la dirección de un supervisor, se pierdan en mucho menos de lo que se tardó en construir una reputación de trabajador confiable y bien dispuesto.
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Estos cuatro hábitos son los que, desde la publicación The Daily Muse, recomiendan evitar si no se desea perder la confianza del jefe y con ello, entrar en un espiral negativo dentro del puesto de trabajo, con consecuencias indeseables.
1.- Prometer lo que no se es capaz de cumplir
La presión por complacer o satisfacer a determinados clientes o salir de ciertas situaciones puede hacer que los empleados tomen la decisión de ofrecer una solución al problema que no son capaces de cumplir o garantizar.
Mientras estos ofrecimientos pueden tranquilizar a la otra parte, al menos por un tiempo, cuando se de cuenta de que no se puede cumplir con lo prometido, el problema sólo será mayor, pues el cliente estará más molesto y el jefe posiblemente deba asumir el papel de dar las malas noticias al cliente.
Si el jefe no puede confiar en su empleado, para transmitir información realista a sus compañeros y/o clientes, tampoco lo hará para darle mayores responsabilidades.
2.- No regresar llamadas o responder los emails
Ante la cantidad de mails y llamadas a las que hay que dar respuesta, no es inusual que por atender otras prioridades, se deje de dar respuesta a los mensajes no tan urgentes de clientes o compañeros. Si esto se vuelve una costumbre, es muy probable que los clientes acudan en busca de algún otro empleado y muy frecuentemente en posición superior, para hacer saber, con nombre y apellido, que no se ha respondido a los requerimientos de comunicación.
Con la consiguiente exposición ante el jefe sobre la falta cometida, se inicia un proceso de duda de los superiores, a la hora de asignar clientes o proyectos importantes, a alguien que no ha sido capaz de responder a simples mensajes o llamadas.
3.- No reconocer lo que es urgente
Los jefes no siempre son buenos comunicadores, de hecho en muchas ocasiones pueden enviar mensajes casi en clave, que pueden pasarse por alto entre el resto de indicaciones. Puede que genuinamente no hayan quedado claras, pero si el caso es que se pasan por alto a pesar de la importancia y urgencia expresados, la situación es distinta.
Aparte de seguir las directrices dadas, cuando se trata de situaciones que deben ser resueltas de inmediato, también es recomendable hacer seguimiento y no esperar que sea el jefe quien pregunte si se ha cumplido la indicación. Y si se tienen dudas sobre la urgencia, es mejor aclararlas con el jefe, en un primer momento, en vez de esperar a ver que pasa.
4.- No informar de lo que está pasando, hasta último minuto
Los enfados de los clientes suelen provenir de una situación que ha ido en escalada, que luego se desborda hasta llegar a los estallidos. Puede que se reconozca que las molestias van en aumento, pero la reacción en muchos casos es no molestar al jefe con estos temas, hasta que llega el momento en que éste debe intervenir.
Esta posición es contraproducente, porque cuando el cliente estalla, porque esta completamente furioso y lo único que puede calmarlo es hablar con el supervisor, éste se enterarse demasiado tarde de que la situación ha llegado hasta ese punto, cuando pudo haberse evitado.
Una situación desagradable que caerá como una bomba al jefe y le forzará a zambullirse en ella sin tener idea siquiera de lo que estaba pasando, dejándole sin herramientas inmediatas para enfrentarla.
Cada vez que esto pase, el jefe confiará menos en los instintos de su empleado y tenderá a chequear con mayor frecuencia los proyectos en los cuales dicho empleado esta involucrado, para evitar que se vuelvan a repetir este tipo de situaciones.
Así que antes de tratar de demostrar iniciativa, a través de la búsqueda de resolver sin ayuda este tipo de situaciones, puede que lo más efectivo sea mantener informado al superior sobre como se van desarrollando los acontecimientos , por muy molestos que sean.
Cuando se pide lo que se necesita, se está manteniendo informado al jefe, al tiempo que se asumen toda la responsabilidad por el trabajo asignado, lo que probará al supervisor que se es un empleado confiable, capaz de manejar proyectos mayores con más responsabilidades.