Aparte de las famosas palabras mágicas de toda la vida como lo son “por favor” y “gracias”, existen frases más elaboradas, que en el momento adecuado, en un ambiente laboral pueden ayudar a ganar el aprecio de un supervisor.
Puede que el día a día no permita ponerse a pensar en el futuro de la posición que se tiene en una empresa y aunque depende de más factores, estas combinaciones de palabras, según varios consultores en temas laborales de Moster.com, lograrán ganarse al jefe, que no suele escucharlas con frecuencia, de parte de los empleados.
Las cuatro cosas que se pueden decir para ello, son:
” ¿Cómo puedo ayudarte a lograr tus objetivos?
Según el coach Aaron McDaniels, estas palabras son música para los oídos del jefe. Consultar al supervisor sobre sus objetivos, ofreciendo ayuda, nunca es mala idea. Se muestra estar atento a las tareas y metas finales, más que en uno mismo.
Si se invierte energía en ayudar a los demás, especialmente al jefe, este lo notará, pues a todos agrada saber que alguien más está alineando sus objetivos profesionales a los de la misión del equipo.
“Noté que esto no se había hecho, y lo hice”
La iniciativa es una de las habilidades personales más apreciadas, según el consultor de trabajo, Steve Langerud. Como jefe es fácil ‘enamorarse’ de los empleados que ven esos detalles y se encargan de ellos.
La pesadilla de un supervisor es contratar a alguien que necesite que se le dirija en cada paso, todos los días. Si se observa una tarea pendiente que necesita atención, pregunte. Y si puede solucionarlo, actúe.
“Estoy de acuerdo”
Puede que a primera vista suene como adulador, pero realmente no lo es. Si su jefe tiene una idea, busque la forma de conectar con alguna de sus partes (si es que no le gusta la idea en general) o al menos con el problema a solucionar y comunique con que parte está de acuerdo.
Hágalo con tono positivo, para denotar apoyo y entusiasmo, pero sin excesos, como sugiere la autora de temas laborales Sandra Lamb, quien recuerda que aun cuando no este de acuerdo, es ideal mantener una postura abierta ante la propuesta.
“Estaré feliz de hacerlo”
O cualquiera de las frases que puedan significar algo similar como “yo me encargo” o “Ya mismo me pongo en ello”. La idea es expresar proactividad y buena disposición (aunque las ganas de hacerlo sean pocas o ninguna) para tener el trabajo hecho.
Una persona con este tipo de enfoque, que toma de forma voluntaria las responsabilidades y las cumple, suele ser muy apreciada en los equipo de trabajo por su facilidad para trabajar con ella, porque contribuye al éxito del equipo y del jefe, como explica Todd Cherches, profesor de NYU y presidente de una firma de consultoría sobre liderazgo y gerencia.
Frases que junto con las clásicas que se ensenan en casa, pueden ayudarle a ganar el aprecio del jefe con el que convive día a día y que sumaran puntos a su evaluación.