Cada vez más, el estilo de vida y las exigencias de una rutina urbana han fomentado un cambio en el que el que nos orietamos mucho más hacia el “hacer”, en lugar de hacia el “Ser”. Nuestra cultura nos incita a “tener” que rendir mucho y bien, dar resultados y poder cuantificar o comparar todo lo que logramos.
En la medida que se combinan nuestras tareas laborales y personales con las dificultades propias de la vida, es muy fácil generar estrés.
No se trata de estigmatizar al estrés y la ansiedad. Hay veces en las que, de hecho, pueden ser útiles y pueden ayudar a ponernos las pilas para resolver cuestiones “urgentes”. El problema es cuando dichos síntomas se mantienen por períodos prolongados, o peor aún, se vuelven parte de nuestra forma de “procesar” las cosas, ya que no solo nos “quitan” la tranquilidad, sino que minan la salud y el bienestar.
A continuación, te comparto 4 formas prácticas en las que puedesdisminuir los niveles de estrés y ansiedad:
Sé consciente de tu respiración
La respiración es el vehículo de la conciencia. Es realmente muy importante saber respirar bien, ya que en la medida que controles tu respiración podrás modificar tu estado de ánimo. Respirar agitadamente y desde la parte superior del tórax incrementa los niveles de cortisol y por ende, la ansiedad. En cambio, una respiración pausada y “más desde el estómago” es lo que más ayuda (de forma natural) a reducir el nivel de estrés. Los beneficios de respirar pausadamente son realmente muchos.
Mantente en el presente
Es común que la rutina nos empuje a repasar todas las cosas que hay pendientes en nuestra agenda. Sin embargo, el problema se origina cuando repasamos una y otra vez lo que consideramos como preocupaciones, ya que no solamente produce estrés, sino que drena la energía que tenemos para el día y mina considerablemente nuestra claridad. Mantenerse en el presente es sencillamente eso. Actuar en lo que se puede hacer en el momento que se puede hacer y no estancarse en las preocupaciones ni en las cosas que no estás haciendo en el momento.
Suelta el control
A veces, simplemente estamos obsesionados con controlar todo. El control es una ilusión muy particular que puede producir grandes cantidades de estrés cuando cambian los factores o circunstancias que consideramos inamovibles en nuestro entorno. A mayor grado de control que queramos ejercer en algo, seremos mucho más propensos al estrés. Ojo, esto no quiere decir que no hagamos las cosas como pensamos que se deben hacer para obtener el resultado que queremos. El tema es siempre hacer lo mejor que podamos y que esté a nuestro alcance y una vez concluido nuestro mejor esfuerzo, soltar y esperar el mejor resultado.
Cambia tu foco
El estrés no es una condición que se genere por sí sola. Generalmente, es la consecuencia o el síntoma de un estado mental y emocional. Si bien, las circunstancias en las que nos encontramos pueden ser una causa justificada que nos produzca estrés, siempre existe la posibilidad de cambiar el foco de nuestra atención. Si tengo un problema en el trabajo con un compañero, puedo pasar gran parte del día lamentándome por el problema con el compañero, repasando la infelicidad que eso me produce y alimentando la incertidumbre o puedo optar por enfocar mi atención en mis proyectos de trabajo, en las oportunidades que puedo aprovechar y en lo que realmente quiero para mí.
Es un tema que da para mucho. Sin embargo, estos son los puntos que considero básicos para poder mitigar el estrés de manera eficaz. ¿Conoces otras formas efectivas de reducir el estrés? Quiero conocer tu opinión. Búscame en Twitter: @carlosluer para seguir la conversación. Nos seguimos leyendo por aquí.