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Vivimos en un mundo en el que nos conectamos, comunicamos y “empatamos” por medio de la expresión de nuestras ideas.
Las gran mayoría de ideas no son ni buenas, ni malas, más bien se hacen “buenas” o “malas” en la medida en la que las dominamos a profundidad y en la que somos capaces de transmitirlas e influir a otros con ellas para hacerlas realidad.
Tener buenas ideas puede ser mucho más fácil de lo muchos piensan, el verdadero reto está en saber cómo llevarlas a cabo. Es decir, en el proceso o camino que debemos tomar para concebir, darle fuerza y materializar nuestra idea.En la medida en la que consigas que más gente entienda y valore tu idea, lograrás que cobre mayor fuerza y viceversa. Sobre todo para el arranque, ya que si logras transmitir correctamente tu concepto a gente valiosa cuyas habilidades o posición privilegiada te permitan mejorar el potencial de tu idea o brinden una ventaja significativa, estarás en el camino correcto.
Así pues, si tienes una idea que consideras valiosa y piensas que necesitas el apoyo de alguien más para maximizar su potencial, menciono, a continuación, algunos pasos valiosos que te pueden ayudar a hacer un buen “pitch” de tu idea:
1. Domina tu propio concepto
Puede parecer algo obvio, pero gran parte de las ideas no fructifican por que el autor no entiende su propio concepto al 100 por ciento. Las ideas no pueden basarse únicamente en un “qué hacer” y “cómo hacerlo”. Lo más importante para el desarrollo y pitch de tu idea es que entiendas el “porqué” de la misma, ya que éste es el verdadero motor que impulsa lo demás. Hay que tomar en cuenta que la aplicación de una idea significa un cambio o diferencia en algo previamente establecido y, en general, la gente no es muy propensa a que le gusten los cambios. Aún si tu idea es única y maravillosa, forzará a alguien, de alguna manera, en algún lugar, a cambiar algo. Esa persona será mucho más propensa a adoptar ese cambio si comparte tu “porqué”.
2. Conoce la perspectiva de tu interlocutor
Antes de que logres hacer que te entiendan, debes tú de comprender a la otra parte. No importa el nivel de pasión o dedicación con el que hayas creado tu idea, no te van a comprender si no sabes hablar el idioma de con quien hablas. Estar consciente de las diferencias que tienes con tu interlocutor y trabajar tus ideas para comunicarlas de la manera más efectivamente posible. Hay que recordar que conocer todos los detalles de tu idea y los detalles que son relevantes para tu interlocutor realmente hacen la mayor parte del trabajo.
3. Formula muchas formas de presentar tu idea
Al comprender bien tu idea, debes ser capaz de transmitirla con facilidad en diferentes circunstancias. A todos nos gustaría estar siempre en un ambiente controlado a la hora de presentar, pero la realidad es que siempre salen imprevistos. Así que si desarrollas tu presentación de diferentes maneras y con diferentes duraciones, siempre estarás mejor preparado. Las más comunes son el discurso de elevador (5 a 10 segundos), la de 30 segundos y una de 5 minutos. Todos hemos escuchado del famoso discurso de “elevador”, es decir el discurso en el que eres capaz de transmitir tu idea de forma clara, concisa y breve (como si te toparas con la persona en un elevador y tuvieras que explicarle tu concepto en lo que llegas de un piso a otro. La de 30 segundos incluye lo mismo que el discurso de elevador pero añade una explicación de como piensas lograr lo que describiste en 5 ó 10 segundos. La de 5 minutos incluye lo de la de 30 segundos, pero hay un mayor nivel de detalle.
4. Pon atención en el detalle
Consigue gente a la que puedas presentarle tu proyecto. Entre más inmerso estés en tu idea, más propenso serás a cegarte a los puntos “flacos” de la misma. No solo se trata de comprender tu propio concepto de forma abstracta, sino de verdaderamente dominar cada detalle. Consigue gente que te haga preguntas, que te cuestione, que descalifique y sobre todo, que te permita probarte como comunicador de tu idea. Una vez que concluyas tus pruebas, toma nota, apunta las cosas que para ti eran obvias y que los otros no lograron “comprender”. Prepara posibles escenarios con las respuestas que darías ante comentarios positivos o negativos acerca de tu idea. Esta práctica te puede salvar de varios descalabros y te va a guiar para que conozcas mejor tu propia idea.
¿Qué tan bueno te consideras para conceptualizar y detallar tus propias ideas? Hay que recordar que entre mayor práctica tengamos al presentar nuestras ideas, adquiriremos mayor destreza y experiencia. Seguiremos platicando de éste y otros interesantes temas en la próxima semana. Mientras tanto, te invito a participar en este espacio o a seguirme en @carlosluer