Cuando se trabaja bajo presión para cumplir con un proyecto especifico o una presentación importante, es fácil darlo todo hasta lograrlo, pero ese nivel de rendimiento es difícil de mantener y suele acabar con la fecha de entrega. Por lo que cabe preguntarse, ¿cómo se puede tener esa productividad de forma habitual y duradera?
- Lo primero es entender que la productividad significa optimizar tu vida entera, no solo el trabajo. Una vida personal bien diseñada respalda tus esfuerzos en el trabajo y ser estratégico sobre cuándo y cómo tu trabajo es lo que te permite tener también una vida personal enriquecida. Por lo que buscar formas en las que se complemente puede ser ideal.
Por ejemplo, en vez de comer solo frente al ordenador, para que rinda más el tiempo, hacer un alto para comer con dos colegas en el comedor, puede nutrir no solo la parte laboral, sino la personal, la emocional y la de comunidad, como sugiere Stew Friedman, profesor de la Wharton School of Economics.
- Cuando se considere hacer una lista de ‘cosas por hacer’ es importante que la tarea pueda emparejarse con la cantidad de concentración que se requiere para ella. Es decir. Se debe administrar la energía y no el tiempo.
De esta forma, si lo que consume más energía mental y física es trabajar en el nuevo proyecto, esta acción se debe ejecutar en momento del día en el que se tenga más energía (para algunos será en la mañana y para otros al contrarios) y cuando se esté con baja concentración de energía, se hará lo contrario. Asumir tareas que requieran menos energía, como responder emails o leer artículos para nutrir el proyecto.
- Usar de forma eficiente los periodos cortos de tiempo puede hacer la diferencia. Se suele programar los eventos o tareas importantes según la disponibilidad y en muchas ocasiones entre dos actividades el tiempo que queda es corto y se termina malgastando. Por ello se sugiere analizar el día anterior, según lo programado en la agenda, cuales son esos espacios de 30 a 60 minutos que pueden se llenados con actividades cortas y ceñirse a ellas, para luego pasar a la siguiente gran tarea programada.
Se debe tomar en cuenta que puede que deban cambiarse estos objetivos, según los imprevistos, pero la idea básica es tener una serie de tareas a la mano, que puedan cumplirse en cortos periodos de tiempo, pues al cabo de una semana, se notará la diferencia.
Por último, el secreto de la productividad, es visualizarla como una forma de vida (laboral y/o personal) por lo que debe mantenerse en el tiempo. Tener etapas extenuantes donde no se para un minuto, terminará por colapsar cualquier organismo. La idea es organizarse y asumirlo como una disciplina en la que cada tarea cuenta y donde se debe usar a favor los distintos niveles de energía.