El silencio engaña.
“Chicas pesadas” y “Wonka” son los dos musicales más recientes en haber llegado a la pantalla. “Wonka” se ha convertido en el éxito de fin de 2023 recaudando hasta el momento más de 470 millones (costó 125) y conservándose varias semanas en el primer lugar de la taquilla. “Chicas pesadas”, una producción de Paramount, originalmente llegaría a su plataforma, pero el estudio decidió estrenarla en salas. Ninguna tiene como complemento a su nombre “el musical” y ninguna de las dos incluye números musicales como parte de la promoción. Para muchos de los espectadores fue una sorpresa que lo fueran. No es que estuviera “oculto”, la información está en medios, pero no se explicita. ¿Por qué? ¿Cuál es el temor de mercadear un musical como tal?
Género divisivo
A diferencia de otros géneros que desde luego tienen sus retractores, el musical es por completo divisivo. A el público le gusta o no. También hay ciertos prejuicios o aspectos que se asumen en automático. Por ejemplo, la idea usual es que a la menor provocación los personajes bailarán y/o comenzarán situaciones que escapan a la normalidad en aras a sumarle a la experiencia como coreografías o montajes. La convención del género es una de sus características distintivas y aunque es del agrado de muchos espectadores, para otros es por completo antinatural. Es cierto también, no todos los musicales funcionan así. Para que lo sean los números deben formar parte de la narrativa y ayudar a contar la historia o expresar aspectos de los personajes como sus sentimientos, emociones o reflexiones.
La omisión o evasión a mostrar claramente que se trata de un musical tiene por objeto evitar que se encasille al producto. Los estudios saben por experiencias previas que los musicales tienen a salir mal evaluados en los focus groups, así que esperan a que vivan la experiencia primero y luego opinen de ella. Fue el caso de “Frozen”. No se mercadeó como musical y se convirtió en un gran éxito de taquilla con másl de mil millones de dólares y éxitos musicales que incluyen “Libre soy”.
Taquilla anterior
Por cada “Frozen” desafortunadamente hay más casos desafortunados. Los más recientes, en específico, son claros fracasos o grandes decepciones. “Amor sin barreras” con sus 100 millones de dólares y siete nominaciones al Oscar sólo recaudo 76; “En el barrio” se quedó en 45 millones contra los 55 que costó. Sí, ambos fueron estrenos en el periodo de la pandemia y ello también afecto, pero no son los únicos casos y, además, fueron bien recibidos por la crítica. “Amor sin barreras” tiene un 92% y “En el barrio” un 94% en el meta sitio Rotten Tomatoes. Resultados similares los vivieron filmes mal evaluados por la crítica como “Cats” (75 millones de un presupuesto de más de 80 y un 19% en Rotten Tomatoes) y “Dear Evan Hansen” (18 millones de un presupuesto de 28; un 29% en Rotten Tomatoes).
El presupuesto de “Wonka” no es menor y su protagonista, Timothée Chalamet no es conocido por sus habilidades en el canto y la música. Ninguna de las otras mencionas careció de talento histriónico o musical. Sin embargo, los resultados más recientes de los filmes del género han hecho que al menos “Wonka” y “Chicas pesadas” omitan el detalle. “El color púrpura”, adaptación musical del filme que se estrenó en 1985, ha sido claro con ello, pero tampoco agregó la palabra “musical” para distinguirse de la anterior.
Boca a boca
La estrategia del marketing de los musicales está recayendo aún más que en otros casos en el boca a boca. Es quizás un tanto similar a lo que sucede con los estrenos limitados donde un título se lanza en pocas salas y un par de semanas después se da la expansión. Se estrena, desde luego, en las salas más afines al contenido y se aprovecha que quiénes lo vean hablarán bien y recomendarán la producción. Es también una forma de evitar que se juzgue “al libro” por la portada. Este es aspecto importante en realidad y al que se le presta poca atención. Los posters de las películas dicen mucho más de lo que se piensa. Baste hacer el ejercicio en Google poniendo “películas de romance” o de terror, thrillers o súper héroes. El resultado será sorprendente. Los posters en automático se verán como parte de la misma familia. En el caso de “Wonka” y “Chicas pesadas”, por ejemplo, se acentúa mucho más el otro aspecto. “Wonka” es fantasía y “Chicas pesadas” una comedia adolescente. Entonces, en realidad y aunque no se dice que se canta y baile sí se muestra “la esencia” del producto. Pasaba claramente con “Roma”. La gente se sorprendía de que fuera mucho más intimista y reflexiva, pero los posters lo dejaban claro.
En cualquier caso, el boca a boca es la mejor recomendación para cualquier producto y más aún para el cine en los tiempos después de la pandemia. La genta va menos al cine (la gran tarea de los estudios para éste y próximos años) y ello se vio reflejado en una serie de títulos (“Rápidos y furiosos 10”, “Indiana Jones y el dial del destino”, “Misión imposible 7”, entre otros) que se quedaron debajo de las expectativas o fracasaron. Ahora, más que antes muchos espectadores esperan a que los primeros asistentes ven la película y les digan 1) si vale la pena verla, y 2) si hay que hacerlo en la sala de cine o se puede esperar. Es un hábito que cambió con la pandemia y que sigue reconfigurando. La asistencia a las salas de cine aún no encuentra su nuevo ritmo.