No se trata de dejar de lado el trabajo duro, esfuerzo, capacidades y habilidades como razones de logro y avance laboral, pero si de entender que otros factores (más relacionados con los físico y por ende, menos controlables) tienen un rol importante en la cantidad de dinero que se suele percibir como remuneración laboral, como muestra la investigación de Markus Mobius y Tanya Rosenblat de la Universidad de Michigan.
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Desde hace décadas se ha analizado este efecto y es que, por ejemplo según el estudio de Hammermesh & Biddle de 1994, realizado por economistas de Estados Unidos y Canadá, en promedio, la gente que es más atractiva que el promedio gana entre un 12 y un 14 por ciento más que quienes no lo son.
En este sentido, en el paper “Why Beauty Matters,” (porqué la belleza importa) Mobius y Rosenblat, publicada en el American Economic Review, se exponen las razones de la existencia de esta brecha entre compensación económica por ser atractivo o no y que puede ser comparada, según los psicólogos, con el gap que existe en este sentido, entre hombres y mujeres.
Las tres razones por las cuales quienes son físicamente más agraciados, perciben más ingresos por el mismo trabajo que otros menos agraciados, son:
1. Los trabajadores físicamente atractivos son, erróneamente, percibidos como empleados más capaces
Según las investigaciones de Mobius y Rosenblat, como humanos estamos más inclinados a pagar más según el aspecto, tal como se evidenció cuando mostraron fotografías de numerosos candidatos a diferentes empleadores, estos se mostraban dispuestos a pagar salarios 10,5 por ciento superior a las personas atractivas versus la que pagarían a trabajadores menos atractivos.
Esta percepción de ‘belleza’, también puede darse a nivel telefónico, lo que quiere decir que incluso se puede ser percibido como físicamente atractivo a través de una llamada con el empleador, o lo que es igual ‘sonar’ atractivo, como señalaron los investigadores
2. Los trabajadores físicamente más atractivos son más seguros y mostrar mayor seguridad aumenta el salario
Todos podemos sufrir del efecto halo, sin darnos cuenta. Consiste en atribuir a todo el carácter o capacidad de una persona, una percepción anterior sobre un rasgo específico, en este caso el del atractivo físico. En otras palabras, si alguien te parece guapo, se le atribuye más inteliegncia, simpatía, salud, sociabilidad y calidez sexual que a quien no lo es.
Y esta reacción ante las personas que son físicamente atractivas y que han experimentado este sesgo positivo hacia ellas por años, les hace crecer y mostrar con mayor seguridad a la hora de presentarse a cualquier tipo de selección. Se convierte en un ‘circulo virtuoso’ para quien es percibido como físicamente atractivo.
Y esto se extrapola al éxito laboral ( y prácticamente cualquier otra área de la vida).
3. Los empleados físicamente atractivos tienen habilidades sociales que aumentan sus salarios al interactuar con sus empleadores
El estudio de Mobius y Rosenblat también encontró que las personas atractivas físicamente, tienen mejores habilidades comunicacionales que las personas menos agraciadas. Esto se debe a que el atractivo físico ayuda a desarrollar las habilidades sociales y comunicacionales, lo que a su vez aumenta la estimación del empleador sobre la productividad del empleado considerado atractivo físicamente.
A pesar de que se cree que los empleadores no lo perciben, este sesgo, a lo largo de una carrera, puede marcar la diferencia, al menos según las investigaciones. Y es que cuando se trata de atractivo físico y sesgos aplicados, todos podemos ser víctimas y victimarios, aún sin estar conscientes de ello.