Por: Fernando Rosas
Twitter:@Fer68
Todavía me pregunto si la nariz tapada y el “ceceo” de Max, el niño gurú de la mercadotecnia, es algo planeado o en realidad el simpatiquísimo chico es así de natural y mordaz, que como sea, hasta de actor muestra unas dotes fuera de lo común para un chico de la edad.
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El discurso de Max Bryant, que se define como el ministro del significado, tiene una lógica inapelable, bien documentada, que además se adereza de un guión y edición lograda evidentemente por adultos profesionales, producto de una estrategia de content marketing de la firma de investigación radicada en Nueva York, The Ministry Of Culture.
La información que aborda Max en sus cápsulas con toda seguridad proviene de lo que la misma firma ha producido dentro de sus proyectos de investigación y francamente es un muy distintivo esfuerzo, el cual pone en evidencia al resto de las agencias de investigación del mundo entero, quienes a pesar de estar metidos hasta el cuello en el mundo de la mercadotecnia, la publicidad y diversas disciplinas relativas a la creatividad comercial y la comunicación, pues muestran una enorme carencia en ideas de auto-promoción.
Las agencias de investigación sirven y se benefician de la industria del marketing, pero los esfuerzos de divulgación de sus ciencias son a todas luces timoratos, en donde la clásica frase —autocomplaciente a cuan más— tiene que ver con la falta de presupuesto, aunque en la mayoría de las ocasiones en realidad significa carencia de voluntad o desconfianza, por no decir, miedo al riesgo, para mostrar positivamente lo que se tiene que ofrecer al mercado.
En conclusión, Max es otra de las miles de pequeñas muestras de lo que es posible lograr con poco presupuesto, voluntad y creatividad.
