Durante los últimos 15 años, el marketing político ha sido testigo de diversos cambios, los cuales lo han mantenido en la misma finalidad de concentrarse en el mensaje, en el dinero y en el activismo.
Los procesos electorales, uno de los campos de batalla preferidos por este segmento de la mercadotecnia, ya no necesariamente se ganan con la televisión, sino que el internet se convirtió también en un fuerte aliado, utilizando las nuevas formas de comunicación política alternativa, que posibilitan el posicionamiento de candidatos, partidos y temas de campaña en sectores específicos de la sociedad.
Las cibercampañas han posibilitado la transformación en las formas de conocer a un candidato tradicional, ya que ha sustentado varios movimientos ciudadanos en la búsqueda de un mejor futuro.
Esta forma de hacer política simplifican y hacen accesible los mensajes de los candidatos y partidos a la ciudadanía. Sin embargo, todavía no se ha sabido explotar el potencial de este tipo de herramientas.
Aunque sí tenemos que hablar de un caso de éxito durante los últimos 15 años, fue el del candidato que se convirtió en el primer presidente afrodescendiente de Estados Unidos y una de las figuras mediáticas más importantes que pudiera tener la política, Barack Obama.
El ahora expresidente se impuso a sus contrincantes gracias a que éste representó una fórmula de esperanza y cambio, se abanderó con un ideario basado en principios de igualdad.
La estrategia se basó en hacer accesible y alcanzable la personalidad de Barack Obama, que convirtió en un “producto” su persona, la que se comercializó en libros, canciones, portadas de revista y en un iconico cartel que llevaba materializaba al candidato en una palabra, esperanza.
Barack Obama es uno de los ejemplos más notables de un producto político a nivel internacional y de cómo internet, los dispositivos móviles, los blogs y los embajadores de otros rubros, pueden hacer para lograr la empatía con la gente y lograr adeptos.
Con la llegada de plataformas digitales como YouTube, redes sociales como Facebook y Twitter, y la rapidez que ofrece internet, los resultados de una campaña fueron prósperos en los dos periodos en los que gobernó Obama.
Una victoria del 52.93 por ciento del abanderado demócrata contra el 45.65 por ciento del republicano John McCain dieron muestra que las bases del juego político habían cambiado, y la participación de influencers (o embajadores de marca) como el cantante will.i.am bajo su canción “Its A New Day” pudo congregar a varios cantantes y actores para hacer proselitismo a favor del entonces senador por Chicago.
Y sin duda otro de los actos recordados por el electorado de ese país fue el canto de “My President Is Black” de los raperos Young Jeezy y Nas, que ya daba signos de lo que ahora llamamos viralización.
Obama reconoció la diversidad del votante y atendió estos rasgos como propios de la población afroamericana e hispana, no por sus orígenes sino por su condición de ciudadanos estadounidenses. Fue de estos grupos de quienes recibió más apoyo recibió.
El despliegue y estrategia de Obama en internet se centró en sus sitios BarackObama.com, perfiles de Facebook, Twitter y MySpace: MyBarack Obama. com, los canales de video de YouTube y el propio Barack TV, dentro del portal BarackObama.com, todo ello bajo la mano en el desarrollo de imagen y contenidos en internet, Scott Goodstein.
Del ‘hope’ al ‘fake news’ ¿qué pasó con el votante estadounidense?
Sin duda, estos 15 años en el marketing político nos permitió conocer, lo que un principio se tomó como un chiste, se transformó en una realidad que sigue pesando en el votante de Estados Unidos y esa fue la llegada de Donald Trump a la presidencia de ese país.
Todas las encuestas lo daban como perdedor, sólo un periódico lo apoyó, su partido le dio la espalda. Y, sin embargo, Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos gracias a varios factores que movieron el escenario político y social.
Culpó a los inmigrantes y señaló que los procedente de México eran los grande demonios de la sociedad estadounidense. Ellos “traen drogas, crimen, son violadores”, dijo el día que lanzó su campaña. Desde entonces, en todos sus mítines insistió en que iba a construir un muro para tenerlos a raya.
El exempresario tomó como lema de campaña “Make America Great Again”, se conectó con una buena parte de los votantes, en particular con los blancos de las zonas industriales. Para ellos, el multiculturalismo y el liberalismo de los últimos años son una señal de decadencia con respecto a la época dorada de sus abuelos.
Según una encuesta del Public Religion Research Institute, dos de tres electores de Trump preferían la cultura de los años cincuenta que la actual.
Utilizar a los medios de comunicación. Aunque solo un periódico apoyó a Donald Trump y a que muchos diarios conservadores invitaron a votar por Hillary, lo cierto es que el magnate fue de lejos el candidato que mayor cubrimiento tuvo durante todas las elecciones.
Y aunque muchas notas de prensa tenían un tono negativo, al acaparar la agenda informativa, el republicano dejó sin espacio a sus contrincantes y convirtió la campaña en un concurso sobre su personalidad.
La estrategia política de Donald Trump tuvo un gran desarrollo en Twitter y es sus comentarios duros ganaron la aceptación del electorado.
Poco más de 50 millones de estadounidense tomaron como estandarte las palabras como: “Bad Hombres”, “immigrants”, “Fake News”, “Mexico will pay the wall”, “Muslim terrorism”, sólo por mencionar algunas.