Los momentos y las tendencias en redes sociales son instantes clave dentro de mercadotecnia, donde encontramos la posibilidad para las marcas de construir estrategias de comunicación, promoción y publicidad.
Esta apuesta lleva a los mercadólogos a apegarse a perfiles digitales, donde se establecen las normas de lograr interactuar con audiencias y consumidores.
El día a día del mercado abre la posibilidad a múltiples momentos que determinan la conversación social a partir de eventos políticos o fenómenos sociales, como los principales factores para la generación de oportunidades.
Pensemos en los datos que nos hablan de un mercado con oportunidad en la generación de instantes que impactan de manera viral, pues se trata de audiencias masivas con la posibilidad de generar comunicación inmediata.
Primero tenemos los estimados de usuarios de redes sociales a nivel mundial para este 2017. eMarketer asegura que se trata de dos mil 510 millones, mientras que Statista Market Analytics advierte que este número alcanzará en México los 61 millones.
Con este escenario de fondo, resulta interesante ver acciones implementadas por marcas como Reebok, luego de que Donald Trump lanzó comentarios inadecuados a la primera dama de Francia, Brigitte Macron, exaltando su aspecto físico.
Tras susus comentarios realizados la semana pasada, la marca no desaprovechó la oportunidad y publicó un tweet donde advierte en que lugares está prohibido decir la frase que lanzó Trump.
In case you were wondering when it IS appropriate to say, “You’re in such good shape…beautiful,”… THIS: pic.twitter.com/Z1cnnRD8Ut
— Reebok (@Reebok) 14 de julio de 2017
Esta no es la primera vez que Reebok se lanza en contra de Trump. “Nevertheless, she persisted” (Sin embargo, ella persistió), es el lema que llevó una playera de Reebok, en apoyo a la senadora demócrata por Massachusetts, Elizabeth Warren, encargada de organizar la marcha feminista contra Donald Trump y que se agotó en 10 días en la tienda en línea de la firma deportiva.
La prenda hizo referencia a la frase que el senador republicano Mitch McConnell, cuando intentaba leer una antigua carta de Coretta King, viuda del activista estadounidense Martin Luther King, como parte de una protesta contra el mandatario estadounidense.